Por: Angélica Claudio Merced
Cuando las enfermedades cardiovasculares no reciben un tratamiento adecuado, quienes las padecen se exponen a serios peligros de salud que los podrían llevar hasta a la muerte. Una úlcera que no sana como consecuencia de la enfermedad arterial periférica, por ejemplo, podría tener complicaciones como la amputación de una pierna, y este paciente está a un riesgo muy alto de infarto cardiaco, derrame cerebral, y a muerte por causas cardiovasculares. Por tal razón, los médicos, particularmente los especialistas en condiciones del corazón, se esfuerzan en realizar una medicina preventiva y disminuir el riesgo de mortalidad en la mayor cantidad posible de pacientes.
La enfermedad arterial periférica es un trastorno en donde los vasos sanguíneos fuera del corazón se obstruyen, produciendo una disminución en el flujo de sangre al área afectada, llevando como consecuencias algunos síntomas como el dolor al caminar, o peor aún, ulceras que no sanan. Su causa es la aterosclerosis y afecta mayormente las extremidades inferiores (las piernas)
“La enfermedad arterial periférica es la condición en la que se tapan las arterias del cuerpo por el proceso que se llama la aterosclerosis, que es cuando se va acumulando grasa y calcio en las arterias del cuerpo. La enfermedad arterial periférica incluye la obstrucción de las arterias del cuello, el cerebro, los brazos, las piernas, y la aorta. Pero cuando se está hablando de esta enfermedad, uno principalmente se está refiriendo a la enfermedad que obstruye los vasos sanguíneos de las piernas porque es el área donde más comúnmente se ve”, explicó el cardiólogo intervencional Eric J. Carro Jiménez.
Aunque no todas las personas experimentan síntomas de esta condición, la claudicación intermitente (dolor al caminar que se alivia con el descanso) es una de las señales más características de esta afección. Otra es una ulcera que no sana, la cual resulta peligrosa porque podría llevar a los pacientes a perder una extremidad. De ahí la importancia de la detección temprana de la enfermedad que ayude al paciente a recibir un tratamiento apropiado y a evitar futuras complicaciones como una amputación.
“Cuando hay una ulcera que no sana esa persona está a un riesgo bien alto de amputación. Una persona que tiene una ulcera a lo mejor lleva meses tratando de ver si se cura, pero a veces no se ha indagado si es que tiene un problema de la circulación. Y cuando finalmente llega referida a mi es para ver si yo puedo hacer algo para que esa persona no pierda la pierna”, advirtió el Director Médico del CardioVascular & Vein Clinic of Puerto Rico, en San Juan.
Una prueba conocida como el Índice Tobillo/Brazo (ABI por sus siglas en inglés) podría indicarle al médico si una persona padece de enfermedad arterial periférica. Conocer además si tiene factores de riesgo como la edad (mayor de 65 años), hábito de fumar, el historial familiar cardiovascular, o condiciones como diabetes, alta presión y colesterol alto, no solo ayudaría a identificar la condición, sino a prevenir el riesgo de infarto cardiaco o derrame cerebral.
“Hay veces que, simplemente conociendo los factores de riesgo, los síntomas y haciendo un buen examen físico, el médico puede tener una idea de si esa persona tiene enfermedad arterial periférica o no. Luego se hacen pruebas, siendo la más importante y sencilla la prueba Índice Tobillo/Brazo, que no es otra cosa que coger la presión del brazo y del tobillo y compararlas. Si esa presión del tobillo es significativamente menor que la del brazo, ya se diagnostica la enfermedad. Y las guías de manejo de esta enfermedad nos recomiendan que, aunque el paciente no tenga síntomas, ya hay unas razones para empezarle terapias que lo podrían ayudar a disminuir ese riesgo de sufrir un derrame cerebral o un infarto cardiaco”, señaló el galeno con 10 años de experiencia en Cardiología de Intervención y Medicina Vascular.
Terapias farmacológicas como la aspirina, las estatinas (medicamentos para el colesterol) y el cambio en el estilo de vida son maneras que contribuyen a que el paciente con enfermedad arterial periférica disminuya el riesgo de infartos, derrames y muerte.
“Cuando el paciente tiene enfermedad arterial periférica, la aspirina ayuda a prevenir infarto cardiaco y derrame cerebral. Las estatinas en dosis altas van más allá de bajar el colesterol, ayudan a desinflamar, a evitar que se sigan tapando las arterias y a prevenir los infartos y los derrames. También ayudan cosas sencillas pero muy importantes como el estilo de vida, perder peso, hacer ejercicio y no fumar”, indicó el pasado presidente de la Sociedad Puertorriqueña de Cardiología Intervencional.
También se puede considerar el uso del anticoagulante rivaroxabán porque tiene una indicación para la prevención de eventos cardiovasculares en los pacientes de enfermedad arterial periférica.
“El estudio COMPASS demostró que añadir una dosis baja de rivaroxabán dos veces al día a una dosis baja de aspirina disminuía el riesgo de derrame cerebral, infarto cardiaco y muerte cardiovascular en una manera significativa” dijo el entrevistado.
Por último, el cardiólogo intervencionista recalcó la importancia de la detección temprana de la enfermedad arterial periférica pues muchos estudios sugieren que los pacientes con esta condición son tan propensos a eventos cardiovasculares y a morir por estas causas que los que padecen de enfermedad coronaria; y el que padece de ambas condiciones simultáneamente (enfermedad coronaria y arterial periférica) tiene un riesgo aún mayor.
“La importancia tan grande de poder diagnosticar esta enfermedad temprano es que uno le puede hacer un gran bien al paciente, no solamente a mejorar su calidad de vida o disminuir el riesgo de una amputación, sino que podría conservar lo más preciado, que es la vida. Esto no es simplemente algo de calidad de vida, es algo que podría hacer la diferencia entre la vida y la muerte al identificar un paciente con este tipo de problemas y dándole el tratamiento apropiado”, aseguró Carro Jiménez.
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