Por: Angélica Claudio Merced
La enfermedad coronaria y el síndrome coronario agudo son dos enfermedades cardiacas que comparten algunos síntomas, causas y factores de riesgo. Pero la aparición de cada una de estas condiciones y su intensidad son distintas, por lo que es importante aprender a reconocerlas. La Revista Salud y Cardiología conversó con el pasado presidente de la Sociedad de Cardiología Puertorriqueña, el doctor Gilberto Rivera, quien explicó en qué consisten estas condiciones, sus similitudes y diferencias.
Las enfermedades del corazón son unas de las principales causas de muerte a nivel mundial. Prevenirlas se ha convertido en una misión para los cardiólogos que quieren lograr disminuir o evitar que estas condiciones le sigan costando la vida a miles de personas. Una de estas afecciones mortales es la enfermedad coronaria o también conocida como la enfermedad de las arterias del corazón.
“La enfermedad coronaria es causada por una lesión que se llama aterosclerosis. Durante la aterosclerosis las diferentes partes de la pared de las arterias son invadidas de un material, primordialmente inflamatorio, donde hay células, lípidos, colesterol, calcio o compuestos que pueden afectar en cualquier área del cuerpo donde hay una arteria. Cuando hablamos de enfermedad coronaria hablamos del proceso patológico o esa anormalidad en la pared que puede ir creciendo, lo que llamamos la placa de aterosclerosis, y obstruyendo progresivamente el espacio interno de la arteria por donde tiene que viajar la sangre”, explicó el doctor Gilberto Rivera.
Mientras la enfermedad coronaria puede ocurrir durante el transcurso de la vida de una persona, el síndrome coronario agudo se presenta súbitamente.
“El síndrome coronario agudo es un evento que ocurre de momento en donde puede haber una ruptura de una placa (de aterosclerosis) que promueve que se obstruya el flujo de sangre o algún evento que promueve el que la cantidad de oxígeno que necesita el músculo de nuestro corazón no sea suficiente como para llenar sus necesidades. Al romperse la placa, la pared del vaso sanguíneo se quiebra y se expone a factores que promueven la formación de coágulos que ocluye (o tapa) el flujo de sangre hacia esa área del músculo del corazón y eso produce un infarto agudo. No todos los infartos son síndromes coronarios agudos, pero el síndrome coronario agudo sí es causado por un problema en la placa de aterosclerosis”, agregó el cardiólogo con 16 años de experiencia en esa especialidad.
Los síntomas entre ambas condiciones pueden tener ciertas semejanzas, pero según el doctor Rivera la diferencia está en la intensidad o forma de manifestarse. El dolor de pecho suele presentarse como un síntoma típico de la enfermedad coronaria y se describe como un “dolor opresivo y quemante usualmente en el centro del pecho o la boca del estómago que ocurre al esfuerzo y si la persona detiene el esfuerzo físico ese síntoma va aliviándose”. Otras manifestaciones de la enfermedad de las arterias coronarias son dificultad al respirar, mareo, palpitaciones y sudoración fría.
Contrario a la enfermedad coronaria, los signos del síndrome coronario agudo aparecen repentinamente y son por un esfuerzo físico o ejercicio realizado no acostumbrado o por un evento de estrés emocional que promueve la fractura de una placa de arterosclerosis.
“Este evento produce una obstrucción en el flujo normal de la sangre hacia el músculo del corazón y produce que aparezcan estos síntomas súbitamente. Si esa persona ha padecido de angina (dolor de pecho) anteriormente lo describe de características similares a lo que sufría antes, pero de mayor intensidad o severidad. Puede venir acompañado de náuseas y palidez. Pudiera verse afectada la adecuada capacidad de bombeo del corazón porque se debilita de momento el músculo del corazón y eso puede provocar que la presión disminuya y la persona no sea capaz de mantenerse de pie o no tenga fuerzas suficientes para caminar”, indicó el galeno.
También el paciente puede sufrir de un edema pulmonar o que la función de la bomba del corazón no sea la adecuada y se congestionen los pulmones a consecuencia del síndrome coronario. Una arritmia maligna pudiera presentarse y no permitir un bombeo adecuado en el corazón provocando el cese de flujo de sangre a los tejidos, lo que podría causar la muerte.
“Cuando una persona tiene un síndrome coronario agudo por lo general puede reconocer que lo que le está ocurriendo es algo serio y lo hace buscar ayuda médica. El paciente que tiene angina crónica estable que tiene una severidad menor usualmente llega a sus visitas de rutina y describe la sintomatología. Está en el médico reconocer que los síntomas pueden deberse a enfermedad coronaria”, añadió el doctor sobre otras diferencias de estas condiciones.
Las formas de diagnósticos tanto para la enfermedad coronaria como para el síndrome coronario agudo incluyen el historial médico y el examen físico que sirven para identificar presencia de enfermedades vasculares y saber cómo está la circulación de las extremidades.
Una de las pruebas más importantes para diagnosticar alguna enfermedad cardiaca, como el síndrome coronario agudo, es el electrocardiograma porque a través de la interpretación de señales eléctricas se puede determinar si el paciente tiene un infarto agudo o debe ser intervenido de emergencia.
“Las guías nos dicen que un paciente que llega a recibir servicios médicos con un cuadro sugestivo de un síndrome coronario se le debe realizar un electrocardiograma dentro de los primeros 10 minutos porque si la persona está teniendo lo que se llama un infarto con elevación de segmento ST se le deben de ofrecer los tratamientos disponibles para tratar de restablecer el flujo al músculo del corazón dentro de los primeros 90 minutos”, señaló el cardiólogo.
Otros estudios para identificar algún problema en las arterias del corazón o en alguna zona cardiaca son el ecocardiograma o ultrasonido del corazón y las pruebas de esfuerzo o stress test, ya sea con ejercicio o medicamentos nucleares. El cateterismo cardiaco también se incluye dentro de los estudios invasivos diagnósticos para enfermedades coronarias. Pero para el síndrome coronario agudo se pueden realizar pruebas de sangre.
“La persona que tiene un síndrome coronario agudo usualmente está sufriendo un daño en el músculo del corazón que es de mayor severidad y nosotros podemos identificar si estos pacientes están teniendo pérdida o muerte a nivel celular midiendo unos químicos en la sangre que son unas proteínas específicas del músculo del corazón o enzimas cardiacas”, dijo el doctor Rivera.
Respecto a las maneras de tratar la enfermedad coronaria se destacan lo relacionado a controlar los factores de riesgo como hipertensión, diabetes, colesterol y tener un estilo de vida adecuado. También se le pueden administrar a los pacientes antiplaquetarios como la aspirina para tratar las arterias obstruidas y prevenir ataques cardiacos.
A los que padecen síndrome coronario agudo se le proveen tratamientos adicionales con medicinas como los antiplaquetarios y anticoagulantes que ayudan a romper los coágulos de sangre. Un cateterismo cardiaco podría ser también un tratamiento para pacientes con síndrome coronario agudo por elevación de segmento ST.
“Si el servicio médico o el centro a donde acude a recibir servicio posee las facilidades de realizar un cateterismo cardiaco de manera emergencia ese sería el tratamiento por elección. No un cateterismo cardiaco diagnóstico únicamente, sino un cateterismo cardiaco con el propósito de identificar la arteria ocluida y que se pueda realizar angioplastia para ayudar a aliviar los síntomas del paciente”, precisó el entrevistado.
Además de las angioplastias, los pacientes con enfermedad severa en varias arterias del corazón pueden someterse a intervenciones como cirugía de corazón abierto de bypass o puentes aortocoronarios.
El doctor Rivera manifestó que la prevención sigue siendo un punto importante para evitar enfermedades cardiovasculares como las anteriormente descritas, por lo que el primer paso es mantener un estilo de vida saludable.
“Mantener los factores de riesgo modificables como la presión, el azúcar y el colesterol dentro de los niveles normales. Buena alimentación que debe incluir diariamente vegetales y frutas. Ejercicio rutinario. Evitar los hábitos tóxicos. Descanso apropiado y un manejo adecuado del estrés”, concluyó.
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