Por: Diana Castañeda
Los adolescentes y jóvenes adultos componen una población particular que padecen de un grupo de tumores malignos de los cuales no se ha logrado incrementar la supervivencia en las últimas décadas. Este grupo, compuesto por individuos que se encuentran entre las edades de 15 a 39 años, se ha determinado de alta importancia por ciertas particularidades encontradas en la literatura oncológica.
Según la doctora Saisha M. Muñiz Alers, Hematóloga-Oncóloga/Transplante de Médula Ósea Pediátrica, del Hospital del Centro Comprensivo de Cáncer de la Universidad de Puerto Rico, “entre los diagnósticos de cáncer más comunes que aquejan a este conjunto son las leucemias, linfomas, sarcomas de huesos y tejido blando, tumores de células germinales, testicular, tracto genital femenino, seno y melanoma. Una de las características de este grupo es el hecho de que no se han logrado avances en la supervivencia de estos pacientes en comparación a los pacientes pediátricos y aquellos de edad avanzada”.
“Esto ha motivado a desarrollar esfuerzos mediante investigaciones clínicas para poder identificar rasgos específicos de los tumores que aquejan a esta población y así desarrollar tratamientos especializados e identificar barreras psicosociales que interfieran con que estos pacientes reciban tratamientos” manifestó la especialista en un artículo redactado para la Revista Medicina y Salud Pública (MSP).
Sumado a esto, las complicaciones cardíacas son una de las causas más frecuentes de mortalidad y morbilidad en los sobrevivientes de cánceres pediátricos. Los pacientes que presentan mayor riesgo son aquellos sobrevivientes de leucemias y linfomas.
La galena explica que, esto se debe, principalmente al uso de antraciclinas y radioterapia a la caja toráxica. De igual forma, “sabemos que los sobrevivientes de cánceres pediátricos, en especial aquellos de leucemias, tienen un mayor riesgo de desarrollar diabetes, hipertensión y dislipidemia (Chao et al., 2016). Estos, a su vez, aumentan los riesgos de desarrollar condiciones cardíacas. Las condiciones cardíacas más comunes son el fallo congestivo cardíaco e infartos cardíacos debido a enfermedad coronaria. (Mulrooney et al., 2009). Es vital un seguimiento interdisciplinario para detectar y manejar estas complicaciones en una fase temprana”.
En contraposición, los avances en terapia han logrado incrementar la cura y supervivencia de personas con cánceres pediátricos y de edad avanzada. Para los científicos, este grupo se ha tornado de interés; los esfuerzos han sido enfocados para identificar el porqué de estos hallazgos.
Estos padecen un espectro de condiciones que incluyen un riesgo aumentado de segundas neoplasias o relapsos tardíos del tumor primario, enfermedades cardíacas, enfermedades pulmonares y endocrinas, problemas de fertilidad y problemas psico-sociales. Todos estos fomentan la importancia de crear clínicas especializadas en adolescentes y jóvenes adultos en donde se puedan atender las necesidades de esta población y la relevancia del desarrollo de investigaciones clínicas.
“En las últimas décadas, un diagnóstico de cáncer pediátrico ha pasado de ser una sentencia de muerte a una probabilidad de cura y supervivencia de alrededor de un 80% (Landier & Bhatia, 2008). Esto permite que muchos de estos pacientes logren llegar a la adultez. Los efectos tardíos de los tratamientos antineoplásicos que recibieron son causa para un incremento significativo de enfermedades cardíacas y pulmonares, problemas de infertilidad, endocrinos, del sistema óseo, riesgos a segundos cánceres, dificultades con el aprendizaje y problemas psicosociales (Green, Reese, Michalek, Zevon, & Lowrie, 1996; Kieran et al., 2015)”, relata la doctora Muñiz Alers.
Comentarios de Facebook