La fibrilación atrial, surge cuando las aurículas empiezan a fibrilar con mayor velocidad. En esta ocasión, no es solo un impulso que va a través del corazón, sino que son varios impulsos que comienzan desde las aurículas y pasa por el nodo atrioventricular.
El sistema eléctrico del corazón es el medio que permite que el corazón tenga latidos. Estos impulsos eléctricos atraviesan por una vía del corazón, permitiendo que las aurículas y los ventrículos trabajen colectivamente para bombear sangre a través de este órgano.
El latido normal del corazón comienza por medio de un impulso eléctrico de manera individual, proveniente del nodo sinoauricular. Este impulso eléctrico genera la contracción de las aurículas que envían sangre a los ventrículos inferiores. Además, este impulso pasa por el tejido nodo atrioventricular, ocasionando que estos ventrículos se aflojen y se contraigan. A medida que estos tejidos se vayan contrayendo, la sangre se dirige hacia dentro del corazón, impulsándola hacia todo el cuerpo.
La arteriopatía coronaria, hipertensión y cambios relacionados con la edad pueden lograr modificar las propiedades eléctricas dentro del corazón, esto quiere decir, que puede incrementar las posibilidades de padecer fibrilación atrial. Cada vez que la vía eléctrica se modifique, los impulsos se desarrollan más desencadenantes; se entiende por desencadenantes cuando los circuitos eléctricos envían impulsos extras a una velocidad más rápida de lo normal.
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