Por: César Fuquen Leal
Revista Salud y Cardiología
Anualmente se conmemora el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, promovido por la Asamblea General de las Naciones Unidas desde 1992, este busca defender los derechos de las personas que sufren algún tipo de dificultad física, psicomotora o motriz para ejercer labores académicas, laborales o de cualquier índole. Además, pretende garantizar la inclusión social en el diario vivir de las personas que poseen algún tipo de discapacidad.
En Latinoamérica alrededor de 10 personas por cada 100, sufren algún tipo de discapacidad, lo que muchas veces ocasiona dificultades para desenvolverse correctamente en cualquier ámbito. Las enfermedades cardiovasculares y anomalías relacionadas con la salud cardíaca como la diabetes y la hipertensión, son de las condiciones que más incapacidad generan en los seres humanos.
Según la OMS, se estima que las enfermedades crónicas –como las del corazón- representan el 66.5% de todos los años vividos con discapacidad en los países de ingresos bajos y medianos. Los aspectos que más intervienen en el padecimiento de discapacidades relacionadas con las enfermedades cardiovasculares son factores ambientales, catástrofes naturales, conflictos, accidentes de tráfico, hábitos alimentarios y abuso de sustancias.
La Clasificación Internacional de Funcionalidad (CIF) tiene una división de los problemas del funcionamiento humano, estos se agrupan en tres categorías vinculadas entre sí:
Entidades internacionales como la OPS y la OMS realizan periódicamente la ‘Encuesta Mundial de Salud’ en donde se evidenció que la discapacidad tiene mayor prevalencia en países que tienen condiciones económicas inferiores y donde la pobreza extrema es un factor determinante. Según este informe: “Las personas en el quintil más pobre, las mujeres y los ancianos también presentan una mayor prevalencia de la discapacidad. Las personas con pocos ingresos, sin trabajo o con poca formación académica tienen mayor riesgo de discapacidad. Los datos de las encuestas a base de indicadores múltiples en países seleccionados ponen de manifiesto que los niños de las familias más pobres y los que pertenecen a grupos étnicos minoritarios presentan un riesgo significativamente mayor de discapacidad que los demás niños”.
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