Entrevista a: César Cruz, MD, Presidente de la Facultad Médica, Subdirector del Laboratorio de Cateterismo, Hospital Episcopal San Lucas
Por: Angélica Claudio Merced, Periodista
Los cambios realizados en el año 2017 a las Guías de Hipertensión, reclasificando los niveles en que una persona es considerada con alta presión, han generado mucho debate tanto, en Estados Unidos como en Europa. Sin embargo, la prevención sigue siendo lo más importante a la hora de tocar este tema. Por eso es indispensable conocer qué es la hipertensión arterial y los métodos para disminuir su prevalencia entre la población.
La hipertensión arterial, también conocida como tensión o presión arterial elevada, es un “trastorno en el que los vasos sanguíneos tienen una tensión persistentemente alta”, describe la Organización Mundial de la Salud. Cuando el corazón late, bombea sangre a los vasos sanguíneos. Mientras más alta es la tensión, más alto es el esfuerzo para bombear el órgano, lo que puede llevar a otros problemas en la salud cardiovascular del paciente.
Antes de noviembre de 2017 la presión arterial era clasificada como normal, elevada y alta, siendo el nivel sistólico (superior) y diastólico (inferior) de 140/90 mm Hg el que diagnosticaba lo que era una persona hipertensa. Pero las Guías de Hipertensión Arterial de la Asociación Americana del Corazón y el Colegio Americano de Cardiología cambiaron esos índices, redefiniendo lo que es un paciente hipertenso. Ahora una persona con nivel 120-129/80 mm Hg es considerada con presión elevada y una con 130/80 mm Hg recibe un diagnóstico de hipertensión, en su estadío 1. Según la Asociación y los autores de estas guías, el cambio se realizó para “ayudar a las personas a tomar pasos para controlar la presión” y así disminuir con antelación el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
Aunque la hipertensión arterial es algunas veces descrita como el “asesino silencioso” porque en ocasiones no presenta síntomas, puede comenzar con un dolor de cabeza, que suele ser la manifestación más frecuente en el paciente.
“Las personas a veces no se dan cuenta que tienen alta presión y empiezan con un dolor de cabeza generalizado. Otros síntomas son: falta de aire al esfuerzo, dolor de pecho, palpitaciones o taquicardia y empiezan a sentirse con cansancio e incomodos”, explicó el cardiólogo César Cruz, subdirector del Laboratorio de Cateterismo del Hospital Episcopal San Lucas en Ponce.
Entre los factores que predisponen la alta presión, están el factor genético o la herencia, la obesidad, la inactividad física, el alcohol, fumar y la diabetes. Mantener la presión controlada para los diabéticos es particularmente esencial para no perjudicar más la salud de estos pacientes.
“Los diabéticos no pueden tener una presión más alta de 130/80 mm Hg porque tienen más probabilidad de enfermedad cardiovascular
que el no diabético. Por lo que tener la condición de diabetes e hipertensión juntas es mucho más peligroso”, advirtió el doctor Cruz.
Además del uso de medicamentos para mantener controlada la presión arterial, de acuerdo al doctor Cruz el tratamiento más significativo para el paciente con un diagnóstico de hipertensión arterial es la actividad física y cambiar los hábitos que puedan ser perjudiciales para la salud.
“Una de las cosas más importantes es hacer ejercicio y hacerlo por lo menos cinco veces a la semana de 30 minutos a una hora. Lo otro es bajar de peso, una dieta baja en sal, reducir el estrés, disminuir el consumo de alcohol y bien importante, dejar de fumar. En algunos casos también hay que tratar aquellas condiciones que puedan causar alta presión como la apnea del sueño, la enfermedad de los riñones y la tiroides”, dijo el también presidente de la Facultad Médica del Hospital Episcopal San Lucas en Ponce.
Por otro lado, el tratamiento para manejar la hipertensión es necesario para evitar el desarrollo de otras complicaciones de salud como los infartos cerebrovasculares, infartos al miocardio y problemas renales, entre otras condiciones.
“Si las personas no llevan tratamiento, están en riesgo de que les de un infarto cerebral, un infarto cardíaco, que los riñones se le fundan causando un daño renal, necesitan diálisis y hasta que tenga un fallo cardíaco congestivo, donde los pulmones se llenan de agua”, señaló el doctor Cruz quien lleva 34 años practicando la cardiología.
Finalmente, el médico recalcó la importancia de ejercitarse, llevar una dieta sana, descontinuar los hábitos tóxicos y seguir las recomendaciones médicas como los mejores métodos para prevenir la hipertensión arterial.
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