Los procedimientos practicados por los cardiólogos intervencionales a través de cateterismos cada día recobran más importancia, por ser la vía quirúrgica mediante la cual cada vez más subespecialistas colocan dispositivos de avanzada en las arterias de los pacientes con alto riesgo de desarrollar una condición coronaria.
Así se evidenció en Puerto Rico, a través de la implementación del primer dispositivo biodegradable, específicamente en el Hospital Cardiovascular de Puerto Rico y el Caribe.
Fue el doctor Dr. Edwin Pérez Marrero, del Centro Cardiovascular de Puerto Rico y del Caribe, uno de los cardiólogos intervencionales de la institución hospitalaria que colocó el primer “stent” que a los tres años de ser implantado, se disolverá en el cuerpo de de 81 años que lo recibió, con historial de diabetes, hipertensión y enfermedad renal.
La mujer que cualificó para el uso de este dispositivo reunió los criterios clínicos con más de 70% de riesgo de alteración coronariana debido a la arteriosclerosis y que llegó a la sala de emergencia con un infarto coronario agudo sin elevación del segmento ST (STEMI), según relató a este medio el también director del Laboratorio Cardiovascular de la institución hospitalaria.
“A diferencia de los “stents” metálicos que permanecen por la vida del paciente, este dispositivo se absorbe el cabo de tres años y desaparece completamente del cuerpo. Se ha usado en Europa por cinco años. En Estados Unidos tuvo una aprobación por FDA (Administración Federal de Drogas y Alimentos) desde julio 5. En Puerto Rico lo tenemos hace dos semanas”, explicó el especialista.
“Hasta ahora está aprobada para pacientes con enfermedad coronaria arteriosclerótica y lesiones que tengan más de un 70%. El “stent” es completamente nuevo, de ácido poliláctico (polímero biodegradable). La ventaja es que la arteria luego de que el “stent” se disuelva, vuelve a reanudar sus funciones de contraer, dilatar y eliminamos las complicaciones asociadas al uso de “stent” de metal”, declaró.
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