“Se debe repensar si el paciente con condición de moderada a severa del riñón debe ser trasplantado de corazón”.
Así fue demostrado en un estudio retrospectivo encabezado por el doctor Pablo Iván Altieri, profesor de cardiología de la Escuela de Medicina del Recinto de Ciencias Médicas (RCM) y del Hospital Cardiovascular en conjunto con Wilma González, graduada de la Escuela de Salud Pública del RCM y Carlos García, graduado del Departamento de Biología de la Universidad de Puerto Rico (UPR).
La investigación surgió ante la preocupación clínica de las comorbilidades que más afectan a los pacientes candidatos a trasplantes de corazón, entre ellas, la enfermedad crónica renal.
Además, se evaluaron los parámetros que tenían tanto los pacientes con mejoras clínicas a partir del trasplante de corazón, como aquellos que por comorbilidades sucumbían después de haber sido operados, explicó Altieri.
Cabe señalar que el grupo del Centro de Trasplante del Centro Cardiovascular de Puerto Rico y el Caribe, dirigido por los doctores Iván González Cancel, Héctor Banchs Pieretti y Rafael Calderón, han realizado hasta el momento 155 trasplantes de corazón desde que se fundó el programa en el 1999.
De esta cantidad, la muestra del estudio rondó los 150 pacientes.
“Lo que encontramos fue que aquellos pacientes con disfunción renal de moderada a severa, eran los pacientes que iban a tener muchos problemas en el corazón trasplantado y otros problemas médicos versus los que no tenían este tipo de disfunción”, explicó a la Revista Medicina y Salud Pública (MSP) el doctor Altieri.
“Esto es sumamente importante porque se trata de otro factor que hay que evaluar a la hora de escoger los pacientes candidatos a trasplantes de corazón. Hay que mirar la función renal de estos pacientes que serán trasplantados para que tengan buenos resultados. Los que tenían función renal de moderada a severa antes del trasplante de corazón, muchos de ellos fallecían entre los cinco a ocho años”, declaró el especialista a MSP.
Altieri catalogó el problema como uno “serio” porque cada trasplante de corazón le cuesta al estado entre $500 a $600 mil por procedimiento, en medio del déficit económico por el que atraviesa el sistema de salud de la isla.
Formuló además que luego del estudio, los médicos del Hospital Cardiovascular tienen una mayor conciencia sobre la importancia de evaluar la salud renal de los pacientes cardíacos.
“Se tiene que evaluar si estos pacientes se deben trasplantar o no. El problema de esta decisión es moral. Al presente estos pacientes se trasplantan, pero duran muy poco. Muchos de ellos caen en diálisis renal crónica teniendo cirugía de corazón, que es una muy traumática”, enfatizó.
“Este trabajo fue aceptado y se presentaron algunos datos en el American Federation for Medical Research que se celebró en New Orleans en el mes de febrero. En mayo, se presentará ante la Sociedad de Trasplante a nivel mundial en Canadá”, anunció.
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