Por: Redacción Salud y Cardiología
Los betabloqueadores son medicamentos utilizados para tratar las anomalías del ritmo cardíaco. Suelen emplearse específicamente para tratar taquicardias, presión arterial, angina de pecho y aumentar la calidad de vida de los pacientes que han sufrido un ataque cardíaco.
Debido a la reducción en la frecuencia cardíaca que se supone debes alcanzar con este tipo de medicamentos, es probable que mientras practicas algún deporte no alcances los niveles de frecuencia esperados.
Cuando estas tratando tus problemas cardiovasculares con betabloqueadores debes asistir al especialista para que él te indique cuál es la frecuencia cardíaca que debes alcanzar conforme a tu condición. A través de una prueba de esfuerzo, el médico podrá saber la intensidad con la que el corazón bombea al consumir los betabloqueadores, con esta información se establecerán las recomendaciones pertinentes sobre la práctica deportiva.
El doctor Fletcher, voluntario de la Asociación Americana del Corazón, reforma en una de las publicaciones de la entidad que el paciente puede “hacer ejercicio con fuerza, hasta el punto de estar cansado, pero no excesivamente fuerte. Si llegas a un punto en el que es difícil hablar, probablemente sea demasiado”.
Vigila tu ritmo cardíaco y si presentas síntomas de fatiga durante la actividad física. Estos indicadores le ayudarán al especialista establecer si es necesario recetar un betabloqueador diferente que tenga menos efectos en la frecuencia cardíaca.
Las enfermedades cardiovasculares que incluyen las enfermedades coronarias, hipertensión y enfermedades cerebrovasculares (derrames cerebrales), son la causa de muerte más frecuente en todos los países desarrollados, incluyendo a Puerto Rico. En las últimas décadas y gracias a los avances en la detección temprana, el desarrollo de medicamentos y técnicas invasivas y quirúrgicas para tratar estas condiciones, hemos visto una disminución significativa en las estadísticas. Sabemos que existen condiciones llamadas factores de riesgo, que exponen al paciente en mayor riesgo cardiovascular. Entre los más importantes se incluye la alta presión, el colesterol elevado, la diabetes, la obesidad y el hábito de fumar. En Puerto Rico, desafortunadamente la incidencia de estas condiciones es extremadamente alta, de acuerdo a las estadísticas del CDC para el 2015.
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