Por: Diana Castañeda
El doctor Jorge González, presidente del Comité Científico de la Sociedad Puertorriqueña de Cardiología, confirmó que no solo el dolor en el pecho y el brazo izquierdo son los síntomas más frecuentes durante un infarto.
“No necesariamente el dolor se debe sentir en el brazo izquierdo, cualquier molestia por encima del nivel del ombligo puede estar relacionado a un infarto al corazón, si la persona tiene las características para padecerlo, incluso el pecho, cuello o quijada” reconoció el cardiólogo durante el foro de cardiología realizado por la Revista Medicina y Salud Pública (MSP).
A su vez, manifestó que es importante que la población entienda sobre las enfermedades para que puedan prevenirse y, además, recordó que la causa más común de un infarto es la oclusión de una de las arterias coronarias, que son las que sirven al músculo y se desplazan alrededor del corazón.
El infarto es el resultado final del desarrollo de una aterosclerosis. Para evitar el infarto el especialista sugiere que se debe atacar la base que es la enfermedad aterosclerótica, la condición principal, es decir, la obstrucción de la misma por depósito de grasa, crecimiento exagerado del músculo liso que compone los vasos sanguíneos. Todo esto ocurre debajo de la lámina que cubre los vasos sanguíneos y a medida que va aumentando el tamaño de esa placa se obstruye el flujo de sangre.
Otras señales de alarma que se deben tener en cuenta son la presencia de dolor en el pecho que no sean súbitos, lo que se conoce como una angina estable, un dolor análogo que lo puede provocar las emociones fuertes, un alto grado de excitación, trabajos fuertes, y en los pacientes diabéticos puede presentarse por acortamiento de respiración.
El galeno enfatiza en que todos los seres humanos son diferentes, “hay personas que no presentan dolor durante el infarto, otras solo presentan asfixia, mientras que, en algunos casos hay dolor de pecho o del brazo izquierdo”.
“Lo peor que puede pasar es que la gente se procrastina mucho, y más ahora con esto del COVID-19, les da miedo a ir a una sala de urgencia, y esta enfermedad no va a coger vacaciones durante la pandemia y, mientras más tiempo esperen más músculo pierden”, adujo.
Es importante reconocer que, aunque la consecuencia más grave de un infarto es la muerte, es necesario tener en cuenta que una persona que lo haya sufrido puede vivir muchos años más, pero con una baja calidad de vida.
La principal forma de prevención de un infarto es mantener un estilo de vida saludable, pues a través de este es posible prevenir los niveles altos de colesterol y glucosa, principales causantes de las enfermedades cardiovasculares que luego derivan en infartos y daños en el sistema vascular.
Consuma una dieta sana: una dieta balanceada es fundamental para la salud del corazón y del sistema vascular, incluya en su dieta frutas y verduras, cereales integrales, carnes magras, pescado y legumbres, y poca sal y azúcar en sus preparaciones.
Evite el consumo excesivo de alcohol: aunque su consumo ocasional no es perjudicial se debe evitar el consumo excesivo para mantener una buena salud general.
Haga ejercicio regularmente: 30 minutos diarios de actividad física ayudan a mantener el sistema cardiovascular en forma y 60 minutos casi todos los días de la semana ayudan a mantener un peso normal.
Evite el consumo de tabaco: el tabaco afecta gravemente la salud, no solo es un factor de riesgo para las enfermedades cardiovasculares sino también para el desarrollo de diferentes tipos de cáncer. Se ha comprobado que el riesgo de infarto de miocardio empieza a disminuir inmediatamente después de dejar de consumir productos del tabaco y se puede reducir a la mitad en tan solo un año.
Verifique y controle su riesgo cardiovascular: es fundamental el seguimiento y asesoramiento de los pacientes con alto riesgo, estos deben recibir asesoría especializada de los profesionales de la salud pues ellos podrán aconsejar sobre las formas más eficaces de reducir los factores de riesgo.
Además, existen métodos que pueden contribuir a la identificación del riesgo cardiovascular, por lo que es recomendable medir la tensión arterial, el nivel de lípidos o colesterol en la sangre y el nivel de glucosa y hacer un seguimiento constante, en especial en pacientes de alto riesgo. Afortunadamente, todos estos factores que contribuyen a un mayor riesgo cardiovascular pueden controlarse siguiendo las recomendaciones listadas anteriormente.
Si bien es cierto que los especialistas en cardiología son los encargados de orientar y recomendar a los pacientes sobre su estilo de vida y los alimentos que deben consumir, también es cierto que son las personas quienes deben mantener una disciplina en cuanto a nutrición y estilo de vida como manera de prevención.
“Lo que sí podemos hacer es enfatizar en un mayor de consumo de legumbres, verduras, alimentos verdes, nueces, incluir más pescado en la dieta, sin obviar las carnes rojas, especialmente las que provienen de cerdo, la carne magra de cerdo se puede consumir porque se asimila a la carne de las aves en cuanto al colesterol. Y, así traemos más a la realidad lo que es la dieta mediterránea y tratar de eliminar el sodio y condimentar, en vez de sal, con ajo y limón”, recomendó el Dr. Jorge González.
Por otra parte, el especialista manifestó que la cultura puertorriqueña no está preparada para seguir una dieta tan rigurosa, así que hay que conseguirles un nivel de nutrición saludable que puedan mantener.
“Nosotros los clínicos podemos decir, sí la dieta mediterránea es la ideal para la persona, pero no se la podemos exigir porque sabemos que no la van a seguir y lo que hacemos es perder al paciente”, reconoció para MSP.
Comentarios de Facebook