Los corazones mecánicos pasaron de la ficción a la realidad. Desde la invención del Heartmate, un dispositivo de asistencia ventricular (DAV), se han reducido las muertes por fallas cardíacas. A continuación presentamos los beneficios de la nueva versión.
El Heartmate surgió como una alternativa para las personas que no podían optar por un trasplante de corazón, a pesar de la gravedad de sus condiciones médicas. La última versión del Heartmate, el Heartmate III, se implantó por primera vez en Latinoamérica 2014 y desde entonces se busca que sean miles sus beneficiarios.
Esta versión del Heartmate cuenta con una bomba más pequeña y nuevas tecnologías, como el flujo centrífugo, que reducen las complicaciones postquirúrgicas, si se compara con el Heartmate II. Sus funciones siguen siendo las mismas de cualquier DAV: incrementar el flujo sanguíneo y el suplemento de oxígeno al cuerpo humano.
De acuerdo con el estudio Momentum 3 de la Universidad de Nueva Orleans, los pacientes con el dispositivo reciente, disminuyeron las posibilidades de necesitar un reemplazo o de desarrollar trombosis entre otras complicaciones severas.
Más allá de las ventajas médicas, los portadores del Heartmate III pueden regresar en poco tiempo a una vida activa normal. Dentro de las actividades permitidas están las pequeñas caminatas, juegos físicos de poca resistencia hasta bailar o correr. Sin embargo, en desventaja, las personas con este tipo de DAV no pueden nadar, bucear o participar en juegos acuáticos ya que algunas de sus piezas se ubican de forma externa.
Aunque la ciencia todavía no logra construir el dispositivo perfecto, alternativas como el Heartmate III constituyen la pieza ideal para las personas que todavía esperan un corazón en las listas de trasplante.
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