Un estudio realizado en España analizó las repercusiones en las actividades diarias que realiza el ser humano después de sufrir un infarto. Para encontrar los resultados de este estudio se realizaron algunas entrevistas a supervivientes de infartos de un ataque cardíaco.
Las encuestas realizadas concluyen que el 20,7% de las personas que han sufrido un infarto experimentan cambios negativos en su actividad sexual (en cuanto a menor cantidad y/o calidad, ya sea por el miedo o por el consumo de fármacos), especialmente los pacientes crónicos más jóvenes. Los que afirman que han sufrido cambios en las relaciones sexuales tienen una edad media de 68,8 años, mientras que los que afirman lo contrario tienen 74,7 años.
Gemma Amat, socia de AIFICC e investigadora del estudio afirmó en entrevista con jano.es que:
“Sufrir un infarto puede afectar a las relaciones de pareja, a la actividad laboral y a otras actividades de la vida cotidiana como el hecho de conducir con seguridad. La preocupación por poder volver a hacer vida normal puede afectar negativamente a la calidad de vida de los pacientes con enfermedad cardiovascular. Con este estudio hemos querido hacer visibles los aspectos psicosociales que pueden alterar el día a día de los pacientes después de un accidente cardiovascular”.
Este estudio fue realizado por enfermeras de una de las entidades más importantes de España, uno de los objetivos de estas profesionales era controlar la evolución de los pacientes después de sufrir un infarto controlando los hábitos dietéticos, la rehabilitación cardíaca, la adherencia del tratamiento, el reconocimiento de los signos y síntomas de alerta, qué hacer en caso de un nuevo episodio y la realización de pruebas complementarias.
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