La trombosis es un término utilizado para describir la formación de coágulos, que pueden presentarse tanto en arterias como en venas, siendo mucho más común en venas. La trombosis venosa se puede manifestar de dos formas; si bien ambas pueden tener un grado de complejidad leve, pueden llegar a causar la muerte del paciente. Por ende, es importante aprender a diferenciarlas y conocer sobre la patología.
Como se mencionó, existen dos tipos de trombosis en venas: la trombosis venosa profunda y la trombosis venosa superficial.
Las venas superficiales están ubicadas fuera de los músculos por debajo de la piel, por lo que cuando se produce la trombosis venosa superficial no suele causar mayores complicaciones. Generalmente se manifiesta en brazos o pierna, siendo más frecuente en mujeres entre 60 y 70 años. Algunas de las causas más comunes que provocan esta anomalía son los traumatismos por golpes y el estancamiento de la sangre.
En un artículo escrito para la versión impresa de la Revista Medicina y Salud Pública, el Dr. Eric Carro, especialista en cardiología intervencional y medicina vascular, explicó que los síntomas de la trombosis venosa superficial -dolor e hinchazón- podrían confundir al médico tratante pues parecen imitar los síntomas producidos por la trombosis venosa profunda, por lo que diferenciar estas patologías puede ser un trabajo complejo.
Por su parte, la trombosis venosa profunda tiene mayor nivel de cronicidad debido a que las venas están localizadas en medio de los músculos, “esta trombosis puede derivar en una embolia pulmonar, un evento de sumo cuidado, en ocasiones fatal, produciendo muerte súbita” afirma el Dr. Eric Carro.
La trombosis de vena profunda es más frecuente en las extremidades inferiores que en las superiores. Sin embargo, ambas conllevan un alto riesgo de desencadenar en una embolia pulmonar, por lo que debe ser atendida de rápida y oportuna para evitar complicaciones.
Existen algunos factores que pueden predisponer al paciente a desarrollar este tipo de trombosis, entre los que se encuentran: traumas, dispositivo intravascular o inmovilidad -durante un viaje largo o inmovilización como un yeso- y estados hipercoagulables.
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