Un estudio realizado por los Institutos Nacionales de Salud (NIH) en Estados Unidos, evidenció que consumir cantidades bajas de aspirina en personas mayores, no garantiza poseer una vida prolongada y sana. Asimismo, descarta el poder desarrollar una vida independiente, es decir no padecer de discapacidades físicas persistentes y demencia.
Un estudio realizado por los Institutos Nacionales de Salud (NIH) en Estados Unidos, evidenció que consumir cantidades bajas de aspirina en personas mayores, no garantiza poseer una vida prolongada y sana. Asimismo, descarta el poder desarrollar una vida independiente, es decir no padecer de discapacidades físicas persistentes y demencia.
Esta investigación también suscitó que el riesgo de fallecer debido a cáncer y enfermedades cardiacas son más altas. Según los autores, se necesita hacer un estudio más exhaustivo a los pacientes para determinar si la aspirina disminuye el riesgo de padecer dichas anomalías.
En este estudio se analizaron por 4.7 años a personas de 65 años y más, con nacionalidades afroamericanas e hispanas. Este grupo segmentado, tiene el mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y demencia en Estados Unidos. Se tuvo en cuenta que los analizados no tuvieran alguna discapacidad física, ni afecciones médicas que necesitarán el consumo de aspirina.
Algunos de los resultados del estudio evidenciaron que:
“Las personas que ingirieron aspirina tuvieron mayor riesgo de muerte en comparación con el grupo placebo: el 5,9% de los participantes que tomaron aspirina y el 5,2% que tomaron placebo murieron durante el estudio”.
Se aclara que para interpretar esta conclusión se necesita precaución, dado que el efecto de la aspirina no se ha analizado en previos análisis.
Asimismo, se encontró que; “las tasas de eventos cardiovasculares mayores, que incluyen enfermedad coronaria, ataques cardiacos no mortales y accidente cerebrovascular isquémico fatal y no fatal, fueron similares en los grupos de aspirina y placebo. En el grupo del fármaco, 448 personas experimentaron eventos cardiovasculares, en comparación con 474 personas en el grupo de placebo”.
Según Richard J. Hodges, director del Instituto Nacional del Envejecimiento y uno de los investigadores del estudio:
“La preocupación ha sido la incertidumbre sobre si la aspirina es beneficiosa para personas sanas sin esas patologías. Este estudio muestra por qué es tan importante realizar este tipo de investigación, para que podamos obtener una imagen más completa de los beneficios y riesgos de la aspirina entre las personas mayores sanas”.