Por: Jackeline Del Toro
Es médico, profesor, padre, abuelo, esposo y veterano de guerra; roles que ha llevado con gran orgullo y dedicación. El mismo se siente como formador y forjador de otros que como él, se dedican a la salud del corazón de su Puerto Rico. Sus mismos pupilos y colegas lo han honrado durante la Convención de Cardiólogos de Puerto Rico, celebrada este fin de semana.
Para el doctor Arturo Medina, quien ejerce la cardiología desde el 1974 y tiene práctica privada en Puerto Nuevo, hay tres grandes honores que ha sido recibido durante su vida: haber sido parte de la Marina de Guerra de los Estados Unidos, haber dedicado su vida a ser profesor en la Escuela de Medicina de la Universidad de Puerto Rico y haber sido reconocido en su natal Yauco, en el 1993, como Hijo Distinguido.
Ahora, sus exalumnos que hoy en día son sus colegas, le cuelgan otra medalla muy importante como Cardiólogo Distinguido, al reconocerlo por su trayectoria profesional y por ser parte del Comité Fundador del Centro Cardiovascular de Puerto Rico, lugar donde se atiende a miles de pacientes de Puerto Rico y el Caribe cada año.
“La verdad es que me siento bien ‘humble’ (humildemente honrado) porque yo he tenido tres carreras profesionales en mi vida: fui un militar muy exitoso en la Marina de Guerra de los Estados Unidos, he tenido una carrera profesional muy productiva, he tenido una carrera en la Escuela de Medicina por 46 años y además de eso, mi pueblo de Yauco me reconoció como Hijo Distinguido en el 1993”, manifestó el galeno.
Y añadió que “ciertamente, de todos honores, todos me llenaron, pero el que mis conciudadanos me reconocieran (en Yauco) y este reconocimiento, ciertamente, me colma la copa. Es una sensación de satisfacción, del deber cumplido increíble cuando tus colegas, que fueron muchos de ellos tus discípulos, reconocen que tú tuviste una carrera productiva; fuiste de provecho y utilidad para tus conciudadanos. Ciertamente, es un honor inmenso este que me hacen”.
Amante de la Medicina que practica con dedicación y vocación, no tiene planes de retiro. “Yo soy de los que pienso que voy a seguir practicando mi noble profesión hasta que el Señor me dé una mente clara y le pueda ser útil a mis pacientes”.
“Hay varias cosas que le dan satisfacción a un profesional en esta profesión noble: ver cómo tus pacientes mejoran cuando tú los intervienes y tratas de forma adecuada, y otra, haber sido maestro de Escuela de Medicina por tantos años. He visto cómo estos muchachitos llegan como niños ahí, se convierten en profesionales prominentes y distinguidos que aportan un montón a la salud del pueblo”, asintió el cardiólogo.
En su tiempo de asueto, el doctor Medina disfruta compartir con sus ocho nietos “que me mantienen bastante ocupado el poco tiempo que tengo libre, y disfruto mucho jugar golf con mis tres hijos varones. Pasar un día en los campos de golf tan bonitos que tiene Puerto Rico con mis muchachos disfrutando el aire libre ciertamente me despierta un montón de emociones a granel”
De todos, el menor de los varones también decidió abrazar la medicina y dedicarse a salvar vidas. Ya terminó sus estudios en medicina, está en internado y se encamina a seleccionar una especialidad.
“Tengo más abogados que médicos en la familia. Uno de mis hijos y una de mis hijas son abogados y tengo un solo hijo que es médico”, dijo quien también está casado con una abogada y además es una experta en la cocina. El Dr. Medina reveló que la culinaria sería uno de los proyectos que le gustaría emprender cuando se retire.
Medina narró orgulloso que es producto de las escuelas públicas de Yauco, estudió en el Recinto Universitario de Mayagüez de la Universidad de Puerto Rico (cuando era CAAM), donde fue becado y parte del Cuadro de Honor del Decano por haber sido el mejor promedio académico y resultado del examen de ingreso. “Ese primer año en el grupo de Honor fue muy competitivo, pero lo pudimos hacer”, recordó.
Estudió en la Escuela de Medicina de la Universidad de Puerto Rico y se graduó en 1967, hizo el internado en el Mercy Buffalo Hospital en Nueva York, afiliado al Buffalo General Hospital; se trasladó a Montreal para continuar su preparación en el Montreal Heart Institute, uno de los centros más importantes de la Cardiología en el mundo, planes que se vieron truncados al tener que ingresar a la Marina de Guerra para el servicio obligatorio.
“Desgraciadamente, estábamos viviendo los años de la Guerra de Vietnam y los cambios eran que no iba para Montreal sino para el Army. Estuve dos años en el Army, parte de ellos en el sureste de Asia y cuando me retiré, vine a Puerto Rico e hice Medicina Interna y Cardiología en el sistema universitario (de la UPR). Cuando terminé, me ofrecieron trabajo en el Hospital de Veteranos, pero mi jefe, mi mentor, mi colega, quizá el cardiólogo o el médico más prominente que ha producido Puerto Rico, el doctor Mario Rubén García Palmieri, me ofreció un puesto de instructor en la Escuela de Medicina con un sueldo de $32 mil pesos (dólares) y fue el que acepté. Y desde el 1973 estoy en la Escuela de Medicina”, relató el Doctor Medina, quien disfruta su profesión como el primer día.
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