Cumplir los objetivos de ejercicio recomendados por las pautas se asocia con un riesgo reducido de enfermedad cardiovascular en todos, pero los beneficios pueden ser particularmente claros para las personas con ansiedad y depresión, sugiere un nuevo análisis.
En un estudio de más de 50.000 pacientes adultos con o sin CVD o factores de riesgo que fueron seguidos durante una mediana de 1,8 años, los efectos cardioprotectores asociados con el ejercicio fueron casi el doble en personas con ansiedad y depresión que en aquellas sin estas afecciones.
En general, las personas que cumplieron con las recomendaciones de actividad física de la American Heart Association (AHA)/ el American College of Cardiology (ACC) tuvieron un riesgo 17% menor de sufrir eventos cardiovasculares adversos mayores (MACE) coronarios, definidos como angina inestable , infarto de miocardio o revascularización coronaria.
Sin embargo, las personas con ansiedad o depresión tenían un riesgo 22 % menor de MACE coronario durante el seguimiento, en comparación con el riesgo 10 % menor en personas sin estas afecciones relacionadas con el estrés.
La Dra. Hadil Zureigat, becaria de investigación clínica en el Massachusetts General Hospital y la Harvard School of Medicine, en Boston, Estados Unidos, informó estos hallazgos en una rueda de prensa; el estudio se presentará en el Congreso Anual del American College of Cardiology (ACC) de 2022, llevado a cabo de manera virtual y presencial en Washington D. C., a partir del 2 de abril.
Es importante destacar que los “hallazgos no sugieren que el ejercicio solo sea efectivo en personas con ansiedad y depresión”, enfatizó la Dra. Zureigat en un correo electrónico a Medscape Noticias Médicos. Más bien, muestran que “las personas con estos diagnósticos obtienen un beneficio cardiovascular relativamente mayor del ejercicio, aproximadamente el doble de la reducción del riesgo”.
Estos hallazgos son “realmente importantes”, dijo el Dr. Andrew Kates, quien no participó en esta investigación.
“Usamos múltiples medicamentos para la prevención secundaria en nuestros pacientes con enfermedad cardiovascular”, dijo a Medscape Noticias Médicas el Dr. Kates, profesor de medicina de la Washington University School of Medicine, enSt. Louis, en Estados Unidos a Medscape Noticias Médicas. “Esto nos brinda datos adicionales para presentar a los pacientes para alentar cambios en el estilo de vida como una forma de combatir la enfermedad cardiovascular” o para prevenir la patología en otros pacientes.
“La ansiedad y la depresión son comunes en los pacientes con enfermedades cardiacas y se estima que están presentes en un 15 a un 30 por ciento de esos pacientes”, anotó el Dr. Kates.
“Deberíamos evaluar esto”, agregó, haciendo “preguntas simples sobre fatiga, estrés, autoestima, etcétera, con un umbral bajo para derivar a un proveedor primario para una evaluación más formal. Para muchos, es una cuestión de asegurarse de que los pacientes sean conscientes de la asociación de la ansiedad y la depresión con la enfermedad cardiaca”.
Este estudio se basa en dos anteriores que utilizan datos de este biobanco, ambos presentados en reuniones de cardiología recientes, anotó la Dra. Zureigat.
En el primer estudio, los datos de imágenes mostraron que el ejercicio disminuye la actividad neuronal asociada al estrés predominantemente mediante la regulación al alza de la actividad cortical prefrontal medial reguladora.[2] En un segundo estudio, dijo, “mostramos que este mecanismo (que involucra al cerebro) explica alrededor del 7% del beneficio cardiovascular del ejercicio.
“Dados estos hallazgos, hicimos la siguiente pregunta lógica: ‘¿Las personas con afecciones relacionadas con el estrés, como la ansiedad y la depresión, no deberían obtener más beneficios cardiovasculares del ejercicio?’”, explicó la Dra. Zureigat.
De hecho, el estudio actual mostró esto y brinda “un respaldo adicional de la importancia de los mecanismos neuronales relacionados con el estrés para explicar los beneficios cardiovasculares del ejercicio”.
Además, “cualquier cantidad de ejercicio es útil para reducir el riesgo de enfermedad cardiovascular, sobre todo para las personas con depresión o ansiedad”, puntualizó la Dra. Zureigat en un comunicado de prensa emitido por el American College of Cardiology.
“La actividad física no solo les ayudará a sentirse mejor, sino que también reducirá potencialmente su riesgo de enfermedad cardiovascular. Puede ser difícil hacer la transición, pero una vez lograda, la actividad física permite a las personas con estas afecciones psiquiátricas crónicas relacionadas con el estrés común matar dos pájaros de un tiro”.
Los investigadores analizaron datos de 50.359 adultos mayores de 18 años que estaban inscritos en el Mass General Brigham Biobank y que respondieron cuestionarios en los que informaban sobre la actividad física.
De estos, 16.995 pacientes (34 %) tenían un diagnóstico de ansiedad y 14 015 pacientes (20 %) tenían un diagnóstico de depresión, según los códigos de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE).
La cohorte incluyó pacientes con un amplio rango de edad, con o sin infarto de miocardio o ictus previo, y de 15% a 48% tenía factores de riesgo cardiovascular de diabetes de tipo 2, hipertensión o hiperlipidemia, o tabaquismo actual o pasado.
Los pacientes fueron clasificados como cumpliendo o excediendo, o no cumpliendo con las recomendaciones de la American Heart Association/el American College of Cardiology de al menos 150 minutos de actividad física moderada por semana, equivalente a 500 equivalentes metabólicos de tarea (MET) minutos por semana.
Cumplir o superar estas recomendaciones de actividad física se asoció con un menor riesgo de eventos cardiovasculares adversos mayores (MACE) coronarios, en comparación con el incumplimiento de estos objetivos, después de ajustar por factores de riesgo cardiovascular y edad y sexo (odds ratio: 0,838; intervalo de confianza de 95 %: 0,78 a 0,90; p = 0,015).
Entre los pacientes con ansiedad o depresión, aquellos con ≥500 MET minutos de actividad física por semana tenían un menor riesgo de eventos cardiovasculares adversos mayores coronarios, que aquellos que no cumplieron este objetivo.
Fuente consultada aquí
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