Por: Redacción Salud y Cardiología
Una investigación realizada por investigadores estadounidenses y noruegos, evidenció que el tratamiento para la hipertensión duplica el riesgo de padecer párkinson. Además, el estudio encontró que el tratamiento para el asma reduce la mitad el riesgo de desarrollar esta patología neurodegenerativa.
El estudio, publicado en la revista Science y realizado por investigadores de la Universidad de Bergen en Noruega utilizó los registros de prescripción de medicamentos de Noruega desde 2004, lo que incluye un total de 100 millones de recetas y unos mil medicamentos.
Los autores observaron que el tratamiento farmacológico del párkinson se relacionaba con un mayor número de prescripciones de tratamientos para el asma y la presión arterial alta, lo que llevó a los investigadores a ver una posible conexión entre estos medicamentos y la enfermedad.
“Hemos analizado datos de la población noruega y hemos obtenido los mismos resultados”, según ha explicado Trond Riise en la revista Science, quien es el autor de la investigación, que cree que se puede abrir una nueva vía de tratamiento para el párkinson al tiempo que se mejora el seguimiento de los pacientes que podrían tener más riesgo de desarrollarlo.
El análisis noruego se produce después de que investigadores de la Universidad de Harvard en Estados Unidos, que también colaboraron en el estudio, ya observaran los efectos opuestos de ambos tratamientos en investigaciones con animales y en modelos celulares.
Las enfermedades cardiovasculares que incluyen las enfermedades coronarias, hipertensión y enfermedades cerebrovasculares (derrames cerebrales), son la causa de muerte más frecuente en todos los países desarrollados, incluyendo a Puerto Rico. En las últimas décadas y gracias a los avances en la detección temprana, el desarrollo de medicamentos y técnicas invasivas y quirúrgicas para tratar estas condiciones, hemos visto una disminución significativa en las estadísticas. Sabemos que existen condiciones llamadas factores de riesgo, que exponen al paciente en mayor riesgo cardiovascular. Entre los más importantes se incluye la alta presión, el colesterol elevado, la diabetes, la obesidad y el hábito de fumar. En Puerto Rico, desafortunadamente la incidencia de estas condiciones es extremadamente alta, de acuerdo a las estadísticas del CDC para el 2015.
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