Las enfermedades cerebrovasculares, se deben a obstrucciones y problemas en la circulación del corazón y el cerebro. Recientemente, investigadores de la Universidad Complutense de Madrid (UMC), han desarrollado una nueva terapia para reducir la inflamación cerebral ocasionada por este tipo de condiciones.
De acuerdo con el estudio, el proceso de desinflamación se debe a la acción de una molécula que bloquea un receptor esencial en el proceso de la inflamación. Además, se encontró que el receptor está involucrado en otras enfermedades como el infarto de miocardio, la aterosclerosis, la esclerosis múltiple, la retinitis y las enfermedades autoinmunes.
La molécula encontrada se denomina aptámetro y se postula como una gran opción del tratamiento del ictus isquémico.
Al respeto, uno de los investigadores afirmó que “la mayor estabilidad y reproducibilidad de esta molécula y su menor inmunogeneicidad y tamaño la convierten en una alternativa muy ventajosa frente a otros fármacos”.
El tratamiento desarrollado aún se encuentra en etapa de estudio. Sin embargo, la codirectora del grupo de Investigación Unidad de Investigación Neurovascular de la UCM, Ángeles Moro, finalizó el informe de la UMC diciendo “este nuevo fármaco no solo supondrá un nuevo enfoque para el tratamiento en la fase aguda del ictus y la prevención de sus graves complicaciones como es la transformación hemorrágica, sino que también podría usarse en otras enfermedades como el infarto agudo de miocardio o la esclerosis múltiple”
Las enfermedades cardiovasculares que incluyen las enfermedades coronarias, hipertensión y enfermedades cerebrovasculares (derrames cerebrales), son la causa de muerte más frecuente en todos los países desarrollados, incluyendo a Puerto Rico. En las últimas décadas y gracias a los avances en la detección temprana, el desarrollo de medicamentos y técnicas invasivas y quirúrgicas para tratar estas condiciones, hemos visto una disminución significativa en las estadísticas. Sabemos que existen condiciones llamadas factores de riesgo, que exponen al paciente en mayor riesgo cardiovascular. Entre los más importantes se incluye la alta presión, el colesterol elevado, la diabetes, la obesidad y el hábito de fumar. En Puerto Rico, desafortunadamente la incidencia de estas condiciones es extremadamente alta, de acuerdo a las estadísticas del CDC para el 2015.
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