Recientemente se ha descubierto el efecto de la lipoproteína (Lpa) en el riesgo cardiovascular en aquellas personas que poseen la misma en más de 50 miligramos por decilitro de sangre; una molécula que constituye una proteína unida a una partícula de colesterol malo. Al aumentar, inflama la pared arterial y acelera la trombosis y la ateroesclerosis.
“Si tienes solo la Lpa elevada, la tasa de riesgo de tener un evento cardiovascular es de 3,17 porque estos pacientes no tienen tratamiento. Si se tiene solo la hipercolesterolemia familiar el riesgo es del 2,5; si se tienen ambas condiciones, es del 4,4”, afirma Pedro Mata, especialista en hipercolesterolemia familiar.
El proyecto fue publicado en la Journal American College of Cardiology, con un estudio de casi 3000 personas, familiares de pacientes identificados con HP, hipercolesterolemia familiar.
Según los resultados obtenidos, los autores constatan que es válido realizar un seguimiento de la evolución de esta proteína (Lpa) en los pacientes que posean riesgo cardiovascular o tengan antecedentes genéticos de colesterol alto.
Se calcula que en el mundo alrededor de una cada 500 personas tienen la mutación que determina la hipercolesterolemia familiar. Es decir, existe una gran población en riesgo de tener un evento cardiovascular, por ende, la necesidad de tomar medidas médicas adecuadas con el fin de controlarlo.
Las enfermedades cardiovasculares que incluyen las enfermedades coronarias, hipertensión y enfermedades cerebrovasculares (derrames cerebrales), son la causa de muerte más frecuente en todos los países desarrollados, incluyendo a Puerto Rico. En las últimas décadas y gracias a los avances en la detección temprana, el desarrollo de medicamentos y técnicas invasivas y quirúrgicas para tratar estas condiciones, hemos visto una disminución significativa en las estadísticas. Sabemos que existen condiciones llamadas factores de riesgo, que exponen al paciente en mayor riesgo cardiovascular. Entre los más importantes se incluye la alta presión, el colesterol elevado, la diabetes, la obesidad y el hábito de fumar. En Puerto Rico, desafortunadamente la incidencia de estas condiciones es extremadamente alta, de acuerdo a las estadísticas del CDC para el 2015.
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