Por: Javier Ruiz Aburto, MD, FACS, FICS, Centro de Intervenciones Endovasculares y Cirugía Cardiovascular, Cardiovascular Surgeon
Endovascular Specialist
La enfermedad periferovascular en Puerto Rico ha alcanzado proporciones de epidemia. En Estados Unidos, incluyendo Puerto Rico, hay 20 millones de personas con enfermedad periferovascular, diabéticos y no diabéticos. Los factores de riesgo para nuestra población son diabetes mellitus en medio millón de habitantes, síndrome metabólico en 43% de la población, 49% con obesidad y elevación de colesterol total o sus fracciones, presión arterial elevada, hipotiroidismo e historial de infarto.
Factores genéticos de importancia, si los padres han sufrido o padecen condiciones del sistema cardiovascular: derrames, infarto de miocardio, presión arterial elevada y sobrepeso, los hijos pueden heredar la genética.
La parte cultural de la dieta es importante. El consumo excesivo de grasas saturadas y azúcar contribuyen a la diabetes y a la enfermedad periferovascular. Estudios prospectivos han demostrado que para diagnosticar la enfermedad periferovascular en Puerto Rico, le lleva a los proveedores de salud de 4 a 5 años para hacer el diagnóstico de la enfermedad. Necesitamos fomentar la importancia de hacer un diagnóstico temprano para prevención de amputaciones y otras enfermedades cardiovasculares. El diagnóstico temprano de la enfermedad periferovascular es de suma importancia.
La enfermedad puede comenzar a manifestarse desde los 16 años, presentando claudicación intermitente. Los síntomas son calentón, calambres, hormigueo, pesadez, hinchazón de los tobillos, venas varicosas, hiperpigmentación de la piel, infestación por hongos del tejido subcutáneo a nivel de tobillos, pérdida del vello en las piernas y reducción de volumen de la extremidad. Un diagnóstico temprano a una persona lo puede salvar que llegue a tener infarto o derrame, siempre y cuando cambie hábitos alimenticios, actividad física, supervisión médica y comience tratamiento personalizado con base genética.
La prueba de color flow doppler que se usa para diagnosticar la enfermedad no es la herramienta indicada, ya que no descubre la enfermedad temprana, sino hasta un estado avanzado. Hay muchas personas que tienen su doppler normal, sin embargo no pueden ambular.
En Puerto Rico se hacen de 2.500 a 3.000 amputaciones al año en diabéticos y no diabéticos. El gobierno y las aseguradoras de salud gastan aproximadamente de 40 a 50 mil dólares en cada amputación. Esto incluye prótesis, sillas de ruedas, rampas, inodoros especiales, entre otros. La mortalidad es de un 50% dentro de 3 a 4 años luego de la amputación por falta de actividad y complicaciones cardiovasculares como infartos y derrames. Sin embargo, el diagnóstico temprano y el tratamiento endovascular por el cual el paciente conserva sus piernas, las compañías de seguros y gobierno pagan a hospitales aproximadamente de 12 a 14 mil dólares por revascularización de la pierna y $900 al año por medicamentos como estatinas y antiplaquetarios.
Nuestro objetivo es eliminar la enfermedad cardiovascular recomendando estilos de vida saludables, como son: nutrición saludable (limitar grasas saturadas, azúcar, rica en proteínas, fibra y frutas), eliminar el uso del cigarrillo, actividad física (ejercicio diario por 30 a 40 minutos, bajar de peso), adaptación psicosocial y tratamiento médico (estatinas, aspirina, antiplaquetarios).
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