Investigadores estadounidenses han desarrollado dos estudios en los que evidenciaron que el consumo de carnes, está relacionado directamente al padecimiento de enfermedades cardiovasculares. Asimismo, se ha evidenciado la repercusión que causan algunas bacterias intestinales en el proceso digestivo y que son responsables de trastornos como infartos e ictus.
Las investigaciones fueron develadas por investigadores de la Clínica Cleveland en Estados Unidos. Allí se evidenció la incidencia negativa que el compuesto TMAO (N-óxido de trimetilamina), un subproducto de bacterias intestinales que se forma durante la digestión y que causa las enfermedades previamente mencionadas.
Hace un tiempo, un grupo investigativo había desarrollado una investigación en la que evidenciaban que las bacterias intestinales en el sistema digestivo pueden ser responsables de que las carnes rojas aumenten dos sustancias químicas asociadas con la enfermedad cardiaca. Los compuestos químicos encontrados son la L-carnitina (un nutriente que se puede medir en la sangre) y una sustancia llamada trimetilamina-N-óxido o TMAO, producida por las bacterias en el tracto digestivo a partir de L -carnitina, y vinculado a los principales eventos cardíacos.
Para dar los resultados anteriormente descritos se analizó un grupo de personas que tenían hábitos alimenticios relacionados con el veganismo, el vegetarianismo y que consumían omnívoros. Allí se evidenció que las personas veganas tenían menos L -carnitina –sustancia asociada a enfermedad cardíaca- en la sangre que los omnívoros. Posteriormente, los voluntarios se sometieron a la ingesta de carnes rojas y se encontró que su sistema digestivo produjo menos TMAO que los omnívoros.
Con la información que arrojó la metodología anterior se evidencia porqué las personas que consumen un alto contenido de carnes rojas tienen mayor riesgo de padecer alguna condición cardiovascular. Esto se debe a que el contenido de colesterol y grasas saturadas en la carne roja no parece ser suficiente para explicar el aumento de los riesgos cardiovasculares.
Según ABC.es la investigación, que incluyó a 113 participantes, mostró que el consumo crónico de carnes rojas mejoró la producción de TMAO por microbios intestinales y redujo la eficiencia de los riñones a la hora de expulsarla. Tanto una mayor producción como una reducción en la eliminación causadas por una dieta de carne roja contribuyen al incremento de los niveles de TMAO, que se ha relacionado con el desarrollo de aterosclerosis y complicaciones de enfermedades cardiacas.
La L-carnitina se encuentra de forma natural en las carnes rojas, pero también es un suplemento dietético disponible en forma de píldora y un ingrediente común en las bebidas energéticas. Estas investigaciones evidenciaron que una dieta que tenga alto contenido de carnes rojas y que sean la fuente primaria de proteínas, aumenta en grandes niveles la presencia de TMAO en circulación, en comparación con dietas de carne blanca o sin carnes como fuentes de proteínas.
Los resultados podrían servir para desarrollar nuevos tratamientos para interrumpir el proceso de formación de compuestos químicos que intervienen en el desarrollo y progresión de la enfermedad cardiovascular.
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