Una investigación liderada por el Canadian Medical Association Journal, evidenció que las personas que sufren enfermedades cardiovasculares y accidentes cerebrovasculares
Otro de los hallazgos de este estudio es que, quienes sí están laborando, pero padecen o han sufrido eventos como infarto de miocardio y paros cardíacos, tienen salarios y retribuciones económicas mucho más bajas. Un dato importante que se debe tener en cuenta, es que las enfermedades anteriormente mencionadas son una de las principales causas de muerte en el mundo, lo que genera un mayor índice de hospitalización, discapacidad y pérdida de ingresos.
En cifras se puede analizar cómo estas enfermedades afectan a las personas que están activamente laborando y que son menores de 65 años. Así los afecta:
La metodología de este trabajo investigativo consistió en evaluar la incidencia de las enfermedades cardiovasculares en el mercado e inserción laboral de personas con edades entre los 40 y los 61 años, quienes antes de padecer un evento cardíaco no habían sufrido alguna anomalía similar. Para descartar cualquier efecto temporal en el mercado laboral debido a problemas de salud, los investigadores analizaron el empleo tres años después del evento inicial.
El Dr. Allan Garland, Profesor de Medicina y Ciencias de la Salud Comunitaria. -Head, Sección de Medicina de Cuidados Críticos, Universidad de Manitoba y médico, Centro de Ciencias de la Salud de Winnipeg dijo que: “
Tres años después de la admisión al hospital para cualquiera de estos eventos de salud, las personas que sobrevivieron tenían menos probabilidades que los participantes emparejados de trabajar y tenían mayores pérdidas en los ingresos anuales”.
Lo que se realizó, fue un análisis de pacientes que habían sufrido infarto de miocardio, paro cardíaco y accidente cerebrovascular, allí se destacó a los subgrupos con mayor riesgo. Tres años después de la admisión al hospital para cualquiera de estos eventos de salud, los participantes que sobrevivieron tenían menos probabilidades que los participantes emparejados que no estaban expuestos a trabajar, y tenían mayores pérdidas en los ingresos anuales.
El tamaño de las pérdidas de ganancias anuales atribuibles a estos eventos de salud fue sustancial, con disminuciones relativas de 8% a 31%. Actualmente, estar empleado se relaciona con tener un mejor bienestar y calidad de vida, es por eso que las personas que padecen condiciones cerebrovasculares y anomalías cardíacas, podrían tener peor calidad de vida.
En ese sentido, el estudio buscaba hacer un llamado para que los gobiernos estatales y nacionales desarrollen e implementen políticas y estrategias que ayuden a los pacientes que han sufrido estas enfermedades para que vuelvan al trabajo y no deterioren su calidad de vida.
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