Durante años ha existido el imaginario, de que las personas que son delgadas tienen menor riesgo cardiovascular y si bien existen casos en los que hay una relación de ambos factores, un estudio ha evidenciado que los delgados sedentarios tienen el mismo riesgo de padecer accidentes cerebrovasculares e infartos, que los pacientes con obesidad.
La investigación, realizada por expertos de la Universidad de Florida en Gainesville, Estados Unidos, encontró que los individuos que tenían un peso normal, que pasaban gran parte del día sentados y realizaban al menos 150 minutos de actividad física, tenían un riesgo 58% menor de sufrir ataques cardíacos y derrames cerebrales a diferencia de quienes padecían sobrepeso.
Pero no todas son buenas noticias, el estudio evidenció que las mismas personas antes mencionadas, pero que no realizaban ejercicio y vivían una vida sedentaria tenían el mismo riesgo cardiovascular de las personas obesas y con sobrepeso.
Los investigadores afirmaron que tener un peso normal, no es necesario para tener una vida saludable y un corazón fuerte. Además, especificaron que llevar una vida sedentaria –independientemente del peso- aumentaba significativamente el riesgo cardiovascular y la posibilidad de padecer condiciones cardíacas. Se debe tener en cuenta que después de la mediana la edad, el ser humano tienden a perder masa muscular magra y disminuyen la capacidad cardiorrespiratoria.
Para conocer los resultados, los investigadores analizaron a personas entre los 40 y los 79 años que no tenían historial de condiciones cardiovasculares. La metodología consistió en la utilización de la calculadora estándar que analiza factores de riesgo del Colegio Americano de Cardiología para evaluar el riesgo de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares.
El análisis clasificó a las personas que tenían un peso saludable a los que tenían un índice de masa corporal (IMC) de 18.5 a 24.9. Y a los participantes que padecían sobrepeso se identificaron con un IMC de 25 a 29.9. A rasgos generales, el 35% de los individuos analizados tenían un riesgo alto de infartos e ictus; además, se tuvieron en cuenta otros factores que podían incidir en el padecimiento de estos trastornos.
Otro de los resultados de este informe, fue que las personas que tenían un IMC en los estándares normales también tenían un elevado riesgo de eventos cardiovasculares. Los investigadores encontraron que los participantes que tenían grasa abdominal, elevaban el riesgo de sufrir eventos cardíacos, a diferencia de los pacientes que tenían un índice de masa corporal normal y que no se almacenaba grasa en esta zona del cuerpo.
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