El adecuado flujo sanguíneo depende de las arterias y las venas. En este proceso, las arterias transportan la sangre rica en oxígeno a todas los órganos. Por su parte, las venas llevan la sangre escasa de oxígeno de regreso a los pulmones y al corazón.
Cuando se presentan malformaciones arteriovenosas (AMV), este ciclo vital del sistema circulatorio se ve afectado, ya que se presenta un enredo en la comunicación entre las venas y las arterias. Esta anomalía ocurre durante el desarrollo del feto o poco tiempo después del nacimiento del bebé.
Aunque esta malformación puede manifestarse en cualquier parte del cuerpo, se desarrolla con mayor frecuencia en el cerebro y la columna vertebral. Hasta el momento no se conoce la causa de esta enfermedad.
Según las cifras de la American Stroke Association, las AMV se presentan en el 1% de la población en general, siendo más frecuente en las mujeres. Una de cada 2.000 – 5.000 personas pueden tener estas malformaciones del sistema circulatorio.
Las personas con malformación arteriovenosa cerebral suelen experimentar síntomas como dolor de cabeza y convulsiones. Generalmente se detectan tras la exploración del cerebro, luego de que la ruptura de los vasos sanguíneos o cuando hay una hemorragia.
Prevalencia de los síntomas
Para el tratamiento de este tipo de malformaciones se puede recurrir a terapias médicas cuando hay pocos síntomas o se presenta en un área del cerebro en el que se en el que se puede tratar fácilmente. Otras opciones son la cirugía en caso de sangrado, la radiocirugía estereostática para tratar un área que es difícil de alcanzar mediante una cirugía regular y la neuroradiología intervencionista que consiste en colocar un catéter (tubo pequeño) dentro de los vasos sanguíneos que suministran la AVM.
Comentarios de Facebook