Por: Redacción Salud y Cardiología
El tromboembolismo pulmonar (ETP), es cuando ocurre una obstrucción o taponamiento en algunos vasos sanguíneos que llevan sangre con poco oxigeno desde el corazón hasta los pulmones para oxigenarlos, esto ocurre debido a un émbolo o trombo que viene de alguna otra parte del cuerpo.
Según la Fundación Española del Corazón, en el 95% de los casos, el coagulo se desarrolla en las venas de los órganos o extremidades inferiores hasta llegar a la arteria pulmonar. Pero, ¿qué ocurre cuando sucede esta particularidad?, un área de los pulmones recibe sangre con poco oxígeno y afectará negativamente el oxígeno que posteriormente llegará a los demás órganos y tejidos del ser humano.
Debido a este taponamiento, el corazón seguirá enviando sangre hacia los pulmones y al encontrar esta anomalía, la presión aumentará en la arteria pulmonar, debilitando el ventrículo derecho del corazón, el cual se encarga de enviar sangre sin oxígeno a los pulmones.
Los factores que pueden acarrear que el ser humano padezca de un tromboembolismo pulmonar son: fracturas de extremidades inferiores, intervenciones quirúrgicas recientes, padecer cáncer y su tratamiento con quimioterapia, obesidad y viajes que duren más de 8 horas. “El tratamiento para esta anomalía en la mayoría de episodios es: “(…) anticoagulación parenteral, administrada por punción endovenosa o subcutánea, no por vía oral durante los primeros 5-10 días”, afirma la Fundación Española del Corazón. Posteriormente, por un lapso de 3 meses, el paciente deberá tomar anticoagulantes por vía oral para reducir el riesgo de sufrir nuevamente este síndrome.
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