Llevar una vida positiva ayuda a mejorar nuestro bienestar emocional, la cual, puede impactar de la mejor manera en nuestra salud. Según estudios científicos, señalan que reír desencadena una serie de procesos que ayuda a liberar endorfinas, lo que facilita el proceso de dilatación de los vasos sanguíneos, activando el sistema respiratorio, neurológico y cardiovascular; evidenciando una mejoría en las condiciones del corazón.
Un estudio realizado en los Estados Unidos comprobó que pacientes que han tenido antecedentes de problemas cardiovasculares se reían hasta un 40% menos que las personas que nunca han padecido de cualquier condición relacionado con enfermedades del corazón.
El estrés es uno de las principales causas de correr riesgo de presentar problemas cardiovasculares, ya que estas alteraciones generan hormonas que ejerce una acción vasoconstrictora (estrechamiento de los vasos sanguíneos), permitiendo que algunas sustancias dañinas, como el colesterol, pasen la pared interna de los vasos sanguíneos, desarrollando enfermedades cardiovasculares.
Reírse es el mejor tratamiento, ya que ayuda a reducir las hormonas asociadas con el estrés, además ayuda a fortalecer el sistema inmunológico.
Por último, existen varios factores tanto físicos como emocionales que ayudan a prevenir enfermedades; así que, como recomendación, para mantener una buena salud dependerá de nuestro estado emocional.
Las enfermedades cardiovasculares que incluyen las enfermedades coronarias, hipertensión y enfermedades cerebrovasculares (derrames cerebrales), son la causa de muerte más frecuente en todos los países desarrollados, incluyendo a Puerto Rico. En las últimas décadas y gracias a los avances en la detección temprana, el desarrollo de medicamentos y técnicas invasivas y quirúrgicas para tratar estas condiciones, hemos visto una disminución significativa en las estadísticas. Sabemos que existen condiciones llamadas factores de riesgo, que exponen al paciente en mayor riesgo cardiovascular. Entre los más importantes se incluye la alta presión, el colesterol elevado, la diabetes, la obesidad y el hábito de fumar. En Puerto Rico, desafortunadamente la incidencia de estas condiciones es extremadamente alta, de acuerdo a las estadísticas del CDC para el 2015.
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