En Chicago se llevó a cabo el congreso anual de la Asociación Americana de Cardiología (AHA) en el que endocrinólogos, cardiólogos y médicos de cabecera, discutieron un tema que actualmente tiene bastante auge, la insuficiencia cardíaca y su relación don la diabetes.
La insuficiencia cardíaca es una condición que se presenta después de un infarto, la cual causa serias afecciones al músculo del corazón y eleva significativamente la hipertensión arterial; gracias a los últimos avances en la tecnología se ha logrado establecer una estrecha relación entre esta condición y la diabetes.
“El corazón y el riñón son un matrimonio. Si a uno de ellos no le va del todo bien en cualquier aspecto, es difícil que el otro esté contento”, así lo explicó el nefrólogo George Bakris de la Universidad de Chicago.
La diabetes reduce la esperanza de vida, es por eso que se deben tomar las medidas cautelares para controlar la glucosa.
Stephen Wiviott, de la Facultad de Medicina de Harvard, y uno de los investigadores principales del grupo de Estudio Trombolisis en el Infarto de Miocardio (TIMI, por sus siglas en inglés) ha desarrollado junto con su equipo un estudio en el que se analiza la utilidad de un medicamento utilizado para disminuir los niveles de glucosa en personas con diabetes tipo 2 y reducir los ingresos al hospital por insuficiencia cardíaca y la mortalidad por causas cardiovasculares.
Con el análisis previamente mencionado se han analizado otros medicamentos que tengan similitudes en sus estructuras químicas logrando ser concebidos como instrumentos terapéuticos para cumplir esa función preventiva. Una de las propuestas que se idearon en el congreso fue desarrollar una especialidad ‘diabeto-cardiología’ que se encargará de evaluar los aspectos re lacionados de la diabetes y los problemas cardíacos.
Asimismo, se habló sobre temas ambientales y su afectación en las condiciones cardiovasculares. Los autores del análisis han comparado la mortalidad debida a polución a la que se asocia al consumo de tabaco. Otro equipo de cardiólogos ha observado que cuando estamos expuestos al ruido de forma constante, el cuerpo responde igual que en situaciones de estrés: los vasos sanguíneos pueden sufrir inflamación y el riesgo de infarto e ictus se elevan.
Los habitos alimenticios también se evaluaron en donde un estudio realizado por investigadores estadounidenses suscitó que asadas las seis de la tarde, las comidas copiosas y con alto contenido en calorías son una bomba de relojería para la salud cardiovascular. Este tipo de afecciones interviene directamente en el padecimiento de la diabetes.
Los científicos observaron que, por cada punto porcentual de calorías ingeridas a última hora del día (que serían 20 calorías de una dieta de 2.000) se asocia con niveles más altos de glucosa en ayunas, resistencia a la insulina y niveles de insulina: justo los tres parámetros que hacen aumentar el riesgo de desarrollar diabetes.
Como resultados finales se evidenció que dejar el 30% de la energía que obtenemos de los alimentos para la tarde o la noche provoca que el riesgo de hipertensión se eleve un 23% y el riesgo de desarrollar pre-diabetes es un 19% mayor en las personas que comen de esa forma que el de quienes hacen meriendas y cenas más ligeras, con menos de un 30% del total de las calorías que consumen en todo el día.
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