El cuerpo humano es muy agradecido cuando lo cuidamos y lo mantenemos estable para evitar alguna anomalía; de igual forma cuando le damos un mal uso a cualquiera de sus órganos o sistemas, este reacciona de manera negativa frente a estas alteraciones. Es por eso que factores como excesiva variabilidad de la tensión arterial, la glucosa en sangre, los lípidos, el ritmo cardiaco y en especial los continuos cambios de peso, tienen un impacto cardiovascular negativo.
En ese sentido, debes saber que subir y bajar de peso es un factor determinante en el padecimiento de enfermedades cardiovasculares. Cuando se tiende a adelgazar, no se tienen las precauciones y se descuida la salud, impidiéndole al organismo que consolide los cambios a los que se está enfrentando.
Alfonso Valle, vocal de la Sección de Riesgo Vascular y Rehabilitación Cardiaca de la Sociedad Española de Cardiología (SEC):
“Siempre nos fijamos en los kilogramos, pero no tanto en la fluctuación del peso, que es un factor de riesgo más para el infarto de miocardio, la angina de pecho y el fallecimiento”.
Con lo anteriormente mencionado, se entiende que cuando el ser humano presenta cambios constantes de peso y las fluctuaciones entre ellos son bruscas, el corazón tiene serias afectaciones que pueden causar el deterioro del mismo o el desencadenamiento de enfermedades cardiovasculares.
Este factor puede afectar a cualquier persona que se enfrente a dietas que se desarrollan por periodos prolongados y que una vez finalizadas, adquieren los mismos malos hábitos de alimentación. De igual forma, este trastorno tiene mayor prevalencia en personas que sufren de obesidad y sobrepeso y que oscilan en edades entre 30 y 60 años, ya sean hombres o mujeres.
Expertas en nutrición no recomiendan las dietas que “queman calorías” debido a que una vez que se finaliza el periodo de la dieta, no se aprende cómo comer correctamente, por lo que es posible que se recupere el peso perdido, contribuyendo a desencadenar una fluctuación más brusca.
Asimismo, diversos profesionales de la salud han afirmado que existen repercusiones directas entre la pérdida de peso y el padecimiento de problemas cardiovasculares. Las condiciones que se pueden desarrollar por la pérdida de peso constante son la angina de pecho y el infarto de miocardio; una de las principales características es que las personas que tienen fluctuación de peso tienen un riesgo cardiovascular prematuro.
Además, las fluctuaciones de peso pueden traducirse en ateroesclerosis –acumulación de colesterol en las arterias- lo que representa un riesgo mayor del padecimiento de otras condiciones cardiovasculares.
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