El consumo de antioxidantes es muy importante para mantener sano tu organismo, ya que son un reductor del estrés oxidativo, proceso en el cual se liberan una serie de compuestos reactivos de oxígeno, llamados radicales libres, cuyo efecto es letal. En el caso de personas jóvenes los radicales libres de oxígeno son eliminados del interior de la célula por antioxidantes naturales, pero en pacientes con enfermedades crónicas o en personas de la tercera edad la eliminación es deficiente. Por ello, es vital el consumo de frutas y verduras.
Gracias a que los antioxidantes están en los alimentos, quienes los consumen previenen el desarrollo de enfermedades como el cáncer, el infarto de miocardio, el ictus y el sistema inmunológico.
Los antioxidantes que se encuentran con mayor frecuencia en alimentos se pueden dividir en 3 grupos: polifenoles, carotenoides y vitaminas de los grupos C y E.
Polifenoles
Además de cumplir su función como antioxidantes, algunos polifenoles también suelen adherirse a sustancias tóxicas como el plomo, el cobre, el hierro, el cadmio para eliminarlos vía renal o digestiva. Lo que es muy beneficioso para el organismo, ya que estos agentes tóxicos son los directamente responsables de más del 80% de enfermedades crónicas como la arterioesclerosis, la diabetes o la hipertensión arterial.
Pueden encontrarse en frutas, verduras, cereales y legumbres, así como en algunas bebidas e infusiones como el té verde, el café, el vino tinto y el chocolate con altas concentraciones de cacao.
Carotenoides
Se pueden encontrar en frutas y verduras como la zanahoria, la naranja, el melocotón, la mandarina, el tomate, la sandía, la papaya, la espinaca o el brócoli son ricos en carotenoides.
Vitaminas
Vitamina C: también llamado ácido ascórbico está considerado como el más genuino de los antioxidantes. Debido a que el ser humano es incapaz de sintetizarla, es necesario extraerla de los alimentos que se consumen a diario. Por ello, la vitamina C está catalogada como un nutriente esencial como también lo son los ácidos omega 3.
Esta vitamina se encuentra en la naranja, el kiwi, el limón, la papaya, el melón, las fresas, los tomates y verduras en general de hoja verde como el brócoli y la coliflor. Se recomienda la ingesta diaria de 200 mg.
Vitamina E: su papel es esencial en la preservación de la función y arquitectura de la membrana celular así como bloquear la oxidación del colesterol LDL (mal colesterol).
Las dosis diarias de vitamina E que recomiendan los organismos científicos oscilan desde los 6 miligramos en la infancia hasta los 15 miligramos en la edad adulta. La vitamina se encuentra en aceites de oliva, maíz, soja, canola, cártamo o girasol o con la ingesta de pequeñas cantidades de frutos secos como almendras, cacahuetes, avellanas o nueces y consumiendo verduras como zanahorias crudas y espinacas en ensalada.