Salud Cardiovascular

Conoce todo sobre el electrocardiograma

El electrocardiograma es una de las pruebas diagnósticas más conocidas y a la vez más desconocidas de la medicina moderna. Conocida porque todo el mundo ha oído hablar de ella y desconocida porque no muchos saben cómo se hace ni su significado.  El electrocardiograma (EKG o ECG) es una prueba diagnóstica que evalúa el ritmo y la función cardíaca a través de un registro de la actividad eléctrica del corazón. 

El corazón late porque se emiten señales eléctricas que se transmiten por unas vías específicas que se distribuyen por todo el corazón, dando lugar al latido cardíaco.  Esta actividad eléctrica se puede recoger a través de unos electrodos que se pegan en la piel, concretamente en la parte anterior del pecho y en los brazos y piernas.  Los impulsos eléctricos se registran en forma de líneas o curvas en un papel milimetrado, las cuales traducen la contracción o relajación tanto de las aurículas como de los ventrículos. Este registro en papel es lo que se llama electrocardiograma y nos puede dar no solo una imagen eléctrica del corazón sino también una anatómica.

La prueba del electrocardiograma (ECG) es absolutamente indolora, se realiza en unos dos o tres minutos. Lo que lleva más tiempo es colocar los electrodos. 

La recolección de información dura unos pocos segundos en los que hay que permanecer quieto y sin hablar, aunque se puede respirar con normalidad.  La prueba del electrocardiograma no pasa corriente eléctrica por el cuerpo.

¿Cuándo se hace un ECG?

Hay muchos problemas, cardíacos y no cardiacos, que alteran las corrientes eléctricas del corazón y que se pueden diagnosticar con un electrocardiograma. Se suele solicitar un ECG en las siguientes situaciones:

  1. En caso de dolor de pecho u otros síntomas que sugieran una angina de pecho o un infarto de miocardio.
  2. En casos de sospecha de arritmias cardíacas.
  3. En sospecha de otros problemas cardíacos como pericarditis (inflamación del pericardio, una membrana que rodea el corazón), miocarditis (inflamación del músculo cardíaco), problemas de las válvulas cardíacas,  insuficiencia cardíaca.
  4. En personas que llevan marcapasos, para evaluar el funcionamiento del dispositivo.
  5. En algunas patologías pulmonares como en la embolia de pulmón, en la que un trombo, que se produce generalmente en las piernas, migra hasta el pulmón y obstruye un vaso sanguíneo.
  6. En trastornos de los iones como el potasio, el magnesio, el calcio, etcétera, pues su alteración también se refleja en un ECG
  7. Antes de una cirugía para evaluar la función del corazón.

Resultados de un electrocardiograma

En la interpretación del electrocardiograma, el especialista evalúa principalmente:

  1. La frecuencia cardiaca, que en condiciones normales está entre 60 y 100 latidos por minuto.
  2. El ritmo cardiaco, que cuando es normal se conoce como ritmo sinusal.
  3. La conducción eléctrica a través del corazón,
  4. El eje del corazón, es decir, si el corazón está en su localización habitual con la punta hacia la izquierda. Algunas patologías pueden cambiar el eje del corazón.
  5. Hipertrofias o crecimientos de las aurículas o de los ventrículos,
  6. Signos de falta de riego en el corazón o bloqueo de arterias (isquemia) que producen cambios característicos en algunas partes del trazado del EKG.

El ECG no solo puede presentar una imagen precisa del sistema de conducción cardíaco sino que por desviaciones de tamaño y posición de las diferentes ondas e intervalos también puede dar una imagen fiel de la anatomía y patologías cardíacas.  Así que la próxima vez que tu médico ordene un ECG, debes saber que más que un estudio del sistema eléctrico cardíaco es una imagen viva y tri-dimensional del corazón.