Si sufriste una angina de pecho o infarto debes comprender que es una enfermedad crónica, cuyas consecuencias estarán presentes durante toda la vida.
Para mantener o incluso, mejorar tu calidad de vida, los especialistas hacen las siguientes recomendaciones para evitar un nuevo ataque cardíaco y mantener estable tu salud cardiovascular.
Sigue una dieta equilibrada: los médicos recomiendan una dieta abundante en frutas y verduras, poca sal y carbohidratos. También se deben evitar los alimentos con alto contenido en aceite pues alteran los niveles de colesterol en el organismo.
Haz ejercicio: la actividad física es esencial durante el proceso de recuperación de un infarto. De esta forma podemos controlar la presión arterial, el peso y la glucosa. Es muy importante evitar los ejercicios de alto impacto o muy bruscos.
No fumar: el tabaco es la causa de un 20% de infartos de miocardio. Además de ser perjudicial para todo el cuerpo, merma considerablemente las posibilidades de recuperación de una angina de pecho.
Acepta tu condición y mantente positivo: no te alejes de tu círculo social. Es la mejor manera para evitar la depresión y retomar las actividades que acostumbras hacer en tu día a día.
Sin embargo, debes tener en cuenta que los tratamientos son variables de una persona a otra. Por lo tanto, tu especialista te dará el tratamiento que sea más efectivo en tu caso, pudiendo ser farmacológico o quirúrgico.
Las enfermedades cardiovasculares que incluyen las enfermedades coronarias, hipertensión y enfermedades cerebrovasculares (derrames cerebrales), son la causa de muerte más frecuente en todos los países desarrollados, incluyendo a Puerto Rico. En las últimas décadas y gracias a los avances en la detección temprana, el desarrollo de medicamentos y técnicas invasivas y quirúrgicas para tratar estas condiciones, hemos visto una disminución significativa en las estadísticas. Sabemos que existen condiciones llamadas factores de riesgo, que exponen al paciente en mayor riesgo cardiovascular. Entre los más importantes se incluye la alta presión, el colesterol elevado, la diabetes, la obesidad y el hábito de fumar. En Puerto Rico, desafortunadamente la incidencia de estas condiciones es extremadamente alta, de acuerdo a las estadísticas del CDC para el 2015.
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