Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el mundo afronta una epidemia por fibrilación atrial, ya que se presume que esta es la arritmia más frecuente, presentándose del 1 al 5% de la población mundial.
Esta condición, que se reconoce cuando el corazón late muy rápido y con ritmo irregular, está aumentando significativamente en las personas envejecientes, afectando al 18% de los mayores de 80 años.
“Tenemos identificados algunos factores de riesgo, el más común es la edad. La fibrilación auricular es bien prevalente a partir de los 65 años, y podemos decir que dos de cada tres individuos entre los 75 y 85 años tienen FA, aunque en algunos casos, en estas edades más avanzadas, nos damos cuenta que varios episodios son subclínicos, es decir que ellos no los sienten, pero el problema está ahí”, mencionó el doctor Jorge González, presidente del Comité Educativo de la Sociedad Puertorriqueña de Cardiología, para la Revista Medicina y Salud Pública, MSP.
Las enfermedades cardiovasculares (ECV) son la principal causa de muerte a nivel mundial, por lo que la OMS estima que aproximadamente 7.4 millones de personas fallecieron por esta causa en 2015 y que el 82% de las muertes en países de ingresos bajos y medios se dan por causa de las ECV. Además, esta organización calcula que, para el 2030, 23.6 millones de personas morirán por una enfermedad cardiovascular, por lo que se proyecta que estas seguirán siendo la principal causa de muerte en el mundo.
De otro lado, las personas que padecen de fibrilación atrial tienen un mayor riesgo de sufrir un derrame cerebral, sin embargo, este riesgo se puede reducir en un 50% a 60% tomando un anticoagulante.
“Las aurículas se contraen de una forma desorganizada, descontrolando el ritmo del corazón que puede ir desde 400 a 600 por minuto, cuando lo normal es entre 60 y 80 o 90 por minuto. Así que, usualmente a razón de cuatro a uno, o sea que, si vamos a 600 por minuto arriba al ventrículo generando una taquicardía bastante rápida y repetitiva”, comentó el doctor Jorge González.
El galeno reconoce que, aunque la edad que es uno de las causas para la fibrilación atrial no se puede prevenir, existen otros factores como la hipertensión arterial, la diabetes mellitus, quienes desarrollan problemas crónicos obstructivos pulmonares, el tabaquismo, la obesidad y la apnea del sueño.
“Si nosotros cambiamos el estilo de vida, hacemos cambios alimentarios y acudimos al ejercicio podemos evitar la obesidad que nos predispone a desarrollar fibrilación auricular. Además, de no abusar del alcohol y la cafeína”, advierte.
De este modo, González invita a la prevención de las enfermedades coronaria, ya que, si se modifican los factores de riesgo se pueden tratar.
Por su parte, el Centro Integral de Arritmias asegura que ha sido demostrado que aquellos pacientes que tienen agregado un riesgo ya elevado de padecer un evento cardiovascular tales como los HTA, dislipémicos, la presencia de FA por si sola aumenta la mortalidad, los IAM, los ACV y la posibilidad de desarrollar insuficiencia cardíaca empeorando el pronóstico y sobrevida de los mismos.
Cuando una persona presenta fibrilación arterial, la aurícula se contrae tan rápidamente que no produce una contracción efectiva, lo que conlleva a que la sangre en su interior pierda velocidad, adopte un régimen turbulento y favorezca en la orejuela de la AI la formación de trombos. Si un fragmento del trombo de desprende puede producir la embolia.
Ciertos pacientes con características particulares vinculadas a la edad, sexo, la presencia de HTA o diabetes, antecedentes de ACV previo o de enfermedad vascular y antecedentes de insuficiencia cardíaca son consideradas poblaciones de riesgo donde cada factor tiene un efecto aditivo en la posibilidad de presentar en su evolución un ACV.
La frecuencia cardíaca irregular y ocasionalmente rápida es la responsable de los efectos clínicos en los pacientes con FA, que pueden dividirse en:
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