Por: Angélica Claudio Merced
A través de los años, la terapia para prevenir la formación de los coágulos de sangre en una vena profunda o tromboembolismo venoso (TEV) ha ido mejorando para el beneficio de los pacientes con esta condición. Afortunadamente las opciones de medicamentos anticoagulantes ya no tienen que ser inyectados, ni los pacientes tienen que seguir una dieta en particular o estar siendo constantemente monitoreados como parte del tratamiento.
Según el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre “un coágulo o trombo de una vena profunda puede desprenderse y ser arrastrado por el torrente sanguíneo, llegar hasta una arteria de los pulmones y bloquear la circulación”. Lo que resulta en un serio problema de salud para el paciente porque puede desarrollar embolia pulmonar o un bloqueo en las arterias de los pulmones.
“La base de la formación de coágulos, que es uno de los problemas principales y que más daño hace a este sistema, es el estancamiento de la sangre en algunas áreas o segmentos de este sistema venoso. Como por ejemplo, la formación de un coágulo en una vena de las piernas, especialmente por encima del nivel de la rodilla, y este a su vez dislocarse y alojarse en algún segmento de los vasos pulmonares. Esto se llama una embolia pulmonar, que puede resultar amenazante a la vida”, dijo el doctor en cardiología Jorge González Santos.
Daños en la capa interna de una vena, traumas, lesiones, factores hereditarios y la falta de movimiento pueden ser causas de la formación de coágulos de sangre en una vena profunda, entre otros factores.
“Estar mucho tiempo inactivos o con una movilidad disminuida promueve la formación de coágulos. Pacientes que hayan sido sometidos a cirugías, pacientes con cáncer o que tengan condiciones hematológicas que son congénitas,y en algunos casos, secundario a mutaciones genéticas lo que llamamos trombofilias, los predisponen a formación de coágulos por la ausencia o presencia de anormalidades en estos renglones. Estos pacientes también están a alto riesgo de sufrir de estos eventos”, indicó el entrevistado.
Durante años, el principal tratamiento para el tromboembolismo venoso consistía en el suministro de anticoagulantes como la warfarina o Coumadin que reduce la formación de coágulos en el cuerpo. Sin embargo, su uso resultaba complicado porque interactuaba con otros medicamentos y con componentes de la dieta, particularmente aquellos que contienen la vitamina K.
“Siempre ha sido muy difícil de manejar ya que este fármaco tiene múltiplesinteracciones tanto con medicamentos como con componentes de nuestra dieta. El antídoto para la misma es la vitamina K. Muchos de los alimentos que recomendamos y llamamos saludables para disminuir la probabilidad de desarrollo de enfermedad coronariana, periferoarterial, disminuir derrames cerebrales o infartos al corazón son alimentos que contienen altos niveles de vitamina K. También hay una multiplicidad de medicamentos que interactúan con el metabolismo de la warfarina, lo cual hace que muchas veces el paciente estuviera sobre anticoagulado y a riesgo de sangrado o pobremente anticoagulado porque se disminuía su efecto y el paciente estaba desprotegido de los eventos”, explicó el galeno.
De acuerdo al doctor González Santos, se ha demostrado que “los pacientes pasan alrededor de 45% del año fuera de los niveles adecuados de anticoagulación. Casi la mitad del año están desprotegidos”. Otra preocupación con la warfarina es que hay que monitorear su efecto a nivel sanguíneo al menos una vez al mes, “lo cual acarrea un gasto y a veces el paciente no cumple con las visitas para que esto sea adecuadamente monitoreado”.
Pero la llegada hace más de una década de los anticoagulantes orales de acción directa (ACOD) cambió el panorama de tratamiento para la condición de tromboembolismo venoso.
“Hace poco más de 10 años surge una familia de medicamentos llamados los anticoagulantes orales de acción directa. Estos medicamentos actúan sobre un solo componente de la cascada de coagulación. La vitamina K no es antídoto para los mismos, las interacciones con los alimentos son nulas (o ninguna) y mínimas interacciones con otros medicamentos que utilizan nuestros pacientes. Además, no tiene que ser monitoreada su acción con pruebas de sangre ya que si conocemos la función hepática y renal de los mismos (que son las vías de eliminación principal de estos medicamentos) podemos sentirnos tranquilos de que la concentración y el efecto anticoagulante es predecible, es decir seguro y efectivo”, aseguró el cardiólogo.
Los cuatro anticoagulantes orales de acción directa aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) son:
• Xarelto (Rivaroxabán)
• Pradaxa (Dabigatrán)
• Eliquis (Apixabán)
• Lixiana (Edoxabán)
Recientemente, la FDA aprobó el uso de Xarelto o Rivaroxabán para la prevención del tromboembolismo venoso en pacientes “gravemente enfermos con riesgo de complicaciones tromboembólicas que no tienen un alto riesgo de sangrado”. Esto luego de la publicación del estudio Magellan del 2013, que evaluó el uso de este fármaco para prevenir el tromboembolismo venoso en pacientes con condiciones médicas agudas durante su estadía en el hospital hasta ser dados de alta. El estudio demostró no inferioridad a Enoxaparina, una heparina de bajo peso molecular a corto plazo y superioridad a largo plazo comparado con el uso a corto plazo de Enoxaparina seguido de placebo.
“Estos pacientes (admitidos por enfermedades agudas) requieren una terapia intra y extra hospitalaria entre 31 a 39 días. Pero en este estudio se demostró que se disminuía significativamente la incidencia de eventos venosos tromboembólicos y el riesgo de sangrado similar a la terapia estándar que era heparina de bajo peso molecular (LMWH). Es conocido por toda la comunidad científica y clínica que la adherencia a los medicamentos inyectables, en este caso la heparina de bajo peso molecular, es pobre en el hospital y peor en el hogar del paciente. Pero también se sabe que si estos pacientes no se tratan durante y luego de la hospitalización (están en) riesgo de desarrollar un evento venoso tromboembólico”, destacó el también profesor adjunto de la Escuela de Medicina del Recinto de Ciencias Médicas en Río Piedras.
Según el doctor González Santos, otro beneficio de Xarelto para pacientes con enfermedad de trombosis de vena profunda es que “este medicamento tiene una indicación para disminuir significativamente sobre aspirina el riesgo de recurrencia de eventos venosos tromboembólicos con un nivel de sangrado comparable a aspirina”.
Finalmente, el cardiólogo exhortó a los pacientes a evitar la inmovilidad en la medida que sea posible y a llevar un estilo de vida saludable para prevenir la formación de coágulos de sangre y enfermedades cardiovasculares.
“Es obvio que si la causa del aumento de riesgo de estos eventos tromboembólicos es la invomolización, el paciente debe comenzar su actividad física lo antes posible, siguiendo las recomendaciones de su médico tanto en el hospital como en el hogar. Nunca olvidemos que la mejor estrategia para manejar cualquier problema cardiovascular es establecer medidas preventivas y estilos de vida saludables”, puntualizó.
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