La uva es uno de los alimentos fundamentales en la dieta mediterránea junto con el trigo y el aceite de oliva. Entre las propiedades de la uvas se destacan las sustancias bioactivas que son las responsables del color, aroma y textura, y que además, representan grandes beneficios para el organismo.
La piel de la uva contiene polifenoles, especialmente el resveratrol. Según estudios estos compuestos tienen efectos inhibidores sobre agentes que dañan el organismo como los tóxicos, los radicales libres y otros compuestos.
Según la Fundación Española del Corazón “El resveratrol también tiene importantes beneficios para el corazón. En este sentido, la revista científica Journal of Cardiovascular Pharmacology publicó una revisión de varios estudios científicos en seres humanos, en los que se pone de manifiesto el papel del resveratrol en la protección de las arterias y de la salud cardiovascular.”
Asimismo, la Sociedad afirma que a pesar de que se piense en la uva como una fruta muy calórica puede ingerirse con tranquilidad, controlando las cantidades. Del mismo modo se destaca Ia presencia de vitamina B6 y de ácido fólico, importantes para el metabolismo y el desarrollo de las células.
Un dato curioso…
El potasio ayuda a bajar los niveles de sodio y, por tanto, la presión arterial. Puedes suplir 15% de esta necesidad con el consumo de un racimo de uvas.
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