Por: Ana Finch, MD, Cardióloga Pediátrica
Cuando hablamos de dolor de pecho o torácico, hablamos del dolor en la parte anterior del tórax. Como en los adultos produce mucha angustia, es una causa de ansiedad en los padres y en el mismo paciente y una de las causas más comunes de visita tanto al pediatra, como a la sala de emergencia.
A diferencia de los adultos, en los que -a menudo- el dolor de pecho indica un problema cardíaco, en los niños y adolescentes, es un dolor benigno. Esto incluye tensión muscular o esqueletal, gastrointestinales, pulmonares, psicológicos e idiopáticos.
Pero, a pesar de que la mayoría de las causas no son graves para la salud, la ansiedad que genera ese dolor de pecho -de “corazón”- para padres o cuidquedadores, solo un porcentaje muy bajo lleva a los padres a acudir a sala de emergencias, pues puede tratarse de una dolencia cardíaca grave o letal.
Pero, si se conocen los motivos más frecuentes de este malestar, los adultos y niños temerosos rebajan su nivel de ansiedad y angustia.
El dolor puede manifestarse desde muy temprana edad hasta los 21 años. Sin embargo, la mayoría se padece durante la adolescencia -especialmente entre los 11 y 13 años-. Por ello, se considera como el motivo más frecuente de ausentismo en las escuelas y actividades sociales.
Con la muerte de atletas jóvenes ha aumentado el temor en los padres de un evento letal. Además, debe mencionarse el aumento de la obesidad en los jóvenes, una condición a la que padres y pacientes temen debido a su asociación con problemas cardíacos, una situación que ha aumentado en los últimos años la visita a la sala de emergencias.
Estados Unidos sobrepasa las 650.000 visitas de niños y adolescentes a las salas de emergencias como consecuencia del dolor de pecho. Si bien en los adultos este signo es una señal importante, en los niños y adolescentes se manifiesta generalmente con sensación de incomodidad en el área central del pecho, que dura más de unos minutos, molestias en uno o ambos brazos, falta de aire, náuseas, mareos o fatigas.
Pese a ser una molestia benigna, el dolor ocurre por un periodo y pasa un tiempo antes que vuelva a ocurrir. Puede ocurrir por un periodo de meses, varias veces a la semana, no se siente por un tiempo y regresa (cíclico), puede ser de tipo punzante subesternal (detrás del esternón) o como un apretón. Vale la pena mencionar que rara vez se irradia; en ese caso, puede irradiarse más al brazo izquierdo (cara interna), sentirse en periodos de descanso -rara vez se asocia con actividad-, rara vez ocurre cuando duerme y en caso tal, se puede despertar. También puede tener un patrón crónico, pero se limita el mismo. A diferencia de un dolor por un infarto que es persistente y agudo, el dolor por un ataque cardíaco no siempre se refleja en el pecho, puede ser un malestar en la parte posterior de la mandíbula, en el abdomen o en el brazo izquierdo. Esto no es común verlo en los niños y adolescentes.
La muscloesqueletal es originada por los músculos, huesos o articulaciones del pecho, es causada por movimiento, fuerza, ejercicios intensos, tos frecuente. Ambos se tratan con antiinflamatorios y reposo, pues ambos empeoran con el ejercicio. Estas causas discutidas son benignas y en conjunto causa el 75% al 90% del dolor de pecho.
• Problemas gastrointestinales -el dolor también está detrás del esternón. Puede sentirse como ardor o malestar que -a veces- es difícil de describir por el niño.
• Problemas respiratorios como asma, infección respiratoria, alergia.
• Problemas del busto.
• El estrés o ansiedad- puede ser inespecífico o tipo punzante, empeora con la ansiedad o el estrés y a veces se puede reconocer si hay problemas de relaciones sentimentales, exigencia en la escuela o pérdida de seres queridos.
• Pericarditis – inflamación del revestimiento del corazón (membrana alrededor del corazón), a menudo causada por virus o condiciones inmunológicas. Se mejora el dolor reclinándose hacia el frente. Puede presentar fiebre y dificultad respiratoria.
• Anomalías de las arterias coronarias- esto restringe el suministro de oxígeno del corazón. Puede suceder por condiciones congénitas (desde el nacimiento) como las coronarias anómalas o adquirir la enfermedad de Kawasaki.
• Aneurisma de la aorta poco común – se ve en pacientes con Síndrome de Marfan.
• Estrechez de la válvula aórtica o pulmonar – desde el nacimiento.
• Cardiomiopatías (corazón dilatado o hipertrófico)
• Arritmia cardíaca como SVT (supra ventriculares) u otras arritmias significativas, no incluye la sinosal que es debido a variación respiratoria.
• Hipertensión pulmonar
• Si el dolor es intenso, que surge de manera brusca, despierta al niño o adolescente.
• Si se acompaña de fiebre.
• El dolor es repentino, después de una actividad extenuante y/o se acompaña de un desmayo.
• El ritmo está muy acelerado para la edad, hay mareo y sudor o incluso vómito.
• Si tiene una enfermedad congénita o adquirida del corazón.
• Si en la familia hay historial de enfermedad del corazón o muerte súbita en personas jóvenes (menores de 40 años).
La mayoría de los niños y jóvenes con esta afección no necesitan una evaluación por un cardiólogo, pero sí es necesario ser revisados por un especialista -como el pediatra o médico de familia- para ser evaluados con la historia completa de los síntomas, examen físico e historial familiar. Pueden ser necesarios otros estudios como una placa de pecho o EKG.
Las pruebas de sangre como son la tiroides, CBC y colesterol, no siempre son necesarias, ya que van a depender del historial. Las pruebas respiratorias como función pulmonar, se utilizan dependiendo del historial. Ya en un caso más significativo se recomienda la evaluación del cardiólogo, cuando tenga placa de pecho o EKG anormal o no se ha identificado una causa para el malestar para ser evaluado con otro estudio o herramientas como es el Holter Test (monitoreo por 24 horas) y si es necesario el ecocardiograma.
¿Qué hacer si tu hijo te dice me duele el corazón? Hay que recordar que el órgano más fácil de reconocer en el pecho por los niños, es el corazón y lo pueden usar como la causa del dolor.
Se aconseja mantener una buena hidratación, hacer una buena actividad física, una dieta balanceada, eliminar el consumo de soda y cafeína. Hacer ejercicio usando técnicas de relajación y el uso de analgésicos cuando sea necesario.
El dolor de pecho es un problema que afecta a cualquier edad, por eso es importante escuchar a los niños y adolescentes para evaluar y calmar la ansiedad que éste pueda generar, para que mantenga la actividad física lo más normal posible. Es importante recordar cuando no hay causa conocida, que el pequeño debe ser revisado por su médico primario para obtener un diagnóstico.
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