Esta enfermedad se presenta en los bebés, ocasionando que el conducto arterial no se cierre por completo y permanezca abierto. El conducto en mención es un vaso sanguíneo que deja que la sangre pase alrededor de los pulmones del recién nacido; en la mayoría de ocasiones, el conducto se cierra días después del nacimiento, cuando no sucede esto, se presenta la anomalía el conducto arterial persistente (CAP).
La principal dificultad que genera es que desencadena un flujo anormal de sangre entre los 2 grandes vasos sanguíneos que transportan la sangre desde el órgano cardíaco, hasta los pulmones y al resto del cuerpo.
Esta enfermedad tiene mayor prevalencia en las niñas y en la mayoría de veces se presenta en bebés que nacen antes de tiempo –prematuros-, en los que sufren de síndrome de dificultad respiratoria neonatal, los recién nacidos que tengan alguna complicación genética como síndrome de Down o los hijos de las madres que durante el embarazado hayan sufrido rubeola.
Otros de los causantes de esta enfermedad están relacionado a los niños que tienen alguna anomalía cardíaca como:
En algunos casos los síntomas no se presentan cuando el conducto arterial es pequeño, cuando no es así se pueden evidenciar los siguientes:
Cuando no existe algún otro problema cardíaco, se podría recurrir a una intervención quirúrgica en la que se cierra el conducto arterial persistente. En algunos casos, se podrían usar algunos fármacos para lograr que se cierre logrando salvar la vida del bebé. Estas dudas las resolverá el cardiólogo en las consultas médicas.
Algunas veces, un CAP puede cerrarse por sí solo. En los bebés prematuros, a menudo se cierra dentro de los primeros 2 años de vida. En los bebés a término, un CAP que permanezca abierto después de las primeras semanas rara vez se cierra por sí solo.
Comentarios de Facebook