Aunque los términos frecuencia cardíaca y presión arterial parecen muy cercanos, son dos unidades diferentes que sirven como indicadores de salud cardiovascular. El aumento de una no afecta los niveles de la otra.
La frecuencia cardíaca hace referencia a la cantidad de veces que el corazón late por minuto, la unidad de medida empleada para dar este resultado es BPM (latidos por minuto).
Por su parte, el indicador de la presión arterial indica la fuerza con que la sangre se mueve a través de los vasos sanguíneos. La unidad de medida son los mm Hg (milímetros de mercurio).
Estos indicadores pueden variar de acuerdo a varias razones como la edad e incluso si hay actividad física.
En el caso de la frecuencia cardíaca los indicadores suelen ser mucho más altos en los bebés ya que la actividad de su organismo es mucho más acelerada. En ellos, estas medidas pueden ser cercanas a los 70 – 150 latidos por minutos. Con los años estos números van disminuyendo. A partir de los 10 años el indicador puede estar entre 60 – 100 BPM.
La presión arterial se clasifica en varios niveles y en su medida se incluyen dos registros (presión diastólica y presión diastólica). Su clasificación, de acuerdo con la Asociación Americana del Corazón es:
Para conocer más puedes leer: A prende a leer los valores de la presión arterial
Cuando la frecuencia cardíaca es anormal, puede ser señal de alguna arritmia como la bradicardia o las taquicardias.
Cuando la presión arterial esta alterada, se reconoce como un factor de riesgo para el desarrollo de aterosclerosis, cardiopatía isquémica e insuficiencia cardíaca.
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